La Argentina Paralela

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Por: Guillermo Sánchez (*)

Desde hace un tiempo se hace cada vez más fuerte la teoría de una Argentina Paralela, un país muy distinto del que vivimos las personas normales, un país donde todo está bien, no hay problemas, donde no existe la inflación, donde la gente vive feliz y llega a fin de mes. Este país paralelo, según la teoría, es habitado por la casta política.

Según el INDEC, en 2020 la Argentina cerró con 42% de pobres y 10,5% de indigentes. Es una realidad dura, sobre todo ignorada. Y es que la pobreza e indigencia en nuestro país, no es cosa de estos últimos dos años, es una problemática sin resolver que ya viene desde hace décadas.

Cuando el Covid-19 fue declarado pandemia nadie tuvo en cuenta el impacto y la crisis económica que dejaría este virus en los países pobres, o más bien, con políticas populistas como el nuestro. Si bien no hay que culpar al virus por la crisis, porque tal crisis ya viene desde hace un tiempo atrás, hay que remarcar que los culpables directos de ese empobrecimiento masivo a gran escala son nuestros gobernantes, los mismos que hoy y desde el primer día de pandemia, jamás se redujeron el sueldo, al menos para mostrar un gesto noble de su parte.

Todos los días desde que comenzamos la paranoia de este bichito que no se ve, tenemos a nuestros políticos en radios, tv y redes sociales diciéndonos que debemos cerrar todo para estar bien, que no importa la economía sino la vida. Acá quiero recalcar y hacer hincapié en la frase dicha por nuestro presidente Alberto Fernández; fue en aquel 23 de marzo de 2020 donde el primer mandatario a los reclamos por el futuro de la cuarentena decía: «Si el dilema es la economía o la vida, yo elijo la vida. Después veremos cómo ordenar la economía». Hoy los resultados de esa elección son devastadores, nos quedamos sin economía y con una de las cifras más altas de muertos por covid-19 de la región.

Es acá donde la teoría planteada al comienzo se hace real, ¿se han puesto a pensar que la realidad que viven nuestros políticos está totalmente desconectada de la realidad que vivimos nosotros los ciudadanos? Una Argentina paralela a la nuestra. No se puede explicar el nivel de desconexión que tiene la casta política con los ciudadanos.

Con el pasar de los años y las décadas la situación de pobreza en nuestro país además de aumentar, se ha agravado. En el 2018, las estadísticas de pobreza nos mostraban al 32% de los argentinos como pobres, un aumento del 6,3% con respecto al año anterior (2017) y hoy con un 42% de pobres, es imposible evadir la realidad. Si seguimos así, nuestro país tendrá un destino casi similar al de Venezuela, donde la pobreza extrema ronda al 80% de su población.

Queda claro que no hay en el mundo una prueba exacta que nos muestre cómo el socialismo ha liberado de la pobreza a un pueblo o nación, siempre fue lo contrario, ha sumergido en la pobreza y ha devastado a naciones ricas con sus políticas empobrecedoras.

Nuestro país, a lo largo de su historia, desde que caímos en manos de la doctrina del populismo, hace varias décadas atrás, nos ha enseñado y sobre todo evidenciado que los únicos que salieron de la pobreza con este sistema fueron los políticos, los sindicalistas, y aquellos que se aprovechan de la ignorancia de un pueblo para hacer demagogia. Una vez allí arriba, se creen intocables viviendo en su propia burbuja, en su propio país donde todo funciona de maravillas, donde según su visión, no hay pobreza, donde no existe la inflación, donde la gente vive feliz y llega a fin de mes, este es el país paralelo del que hablaba.

Hoy nos toca a nosotros vivir en la Argentina decadente, la argentina que ellos crearon, tengo las esperanzas de que algún día, vamos a cambiar la realidad, y Argentina será un país sin espejismos. La lucha es y tiene que ser en contra de este sistema que, además de empobrecer, ha corrompido nuestra cultura, la cultura del trabajo y progreso mediante la meritocracia. Comparto una frase que me gusta recordar siempre, es muy conocida, dice así: “El día que el pueblo sepa el poder que tiene y no la use para elegir a sus representantes sino para sepultarlos, ese día el pueblo habrá conseguido el poder absoluto y será libre”.

(*) Guillermo Sánchez

Estudiante del Profesorado en Biología

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