Libre Mercado

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Por: Lic. Alberto Eduardo Suárez (*)

La economía trata de organizar a la actividad humana para la obtención de un objetivo común de manera mancomunada.

El libre mercado tiene su esencia en los precios que se determinan a través de la interacción entre oferentes y demandantes sin intervención del Estado.

Los precios así, actúan como señales concretas donde invertir para obtener los mayores beneficios, y la asignación de los recursos productivos (capital y trabajo) será, en consecuencia, la más eficiente.

Este sistema por el mecanismo de los precios, determinados libremente en el mercado, encontrará su equilibrio. La mayor renta guiará a las inversiones hasta que esa mayor oferta de bienes y servicios reduzca el precio hasta el punto donde se encuentran la oferta y demanda.

Con el ingreso libre a la entrada y salida (sin restricciones por parte del Estado), se llegará a un esquema de competencia perfecta, concepto asociado al libre mercado.

Es un esquema donde la iniciativa individual, en un marco de libertad, incentiva la búsqueda de innovaciones constantes que permitan obtener rentas extraordinarias capturando porciones mayores de mercado si esos bienes y servicios reciben, por parte del público, su elección por encima de los otros. En este esquema de libertad los oferentes ofrecen sus bienes, pero los consumidores son quienes premian con su compra los bienes y servicios que mejor satisfacen sus necesidades.

Pensemos como ejemplo de estos procesos, derivados de la iniciativa privada en economías de libre mercado, a Google, WhatsApp, Facebook, los celulares, llevando a la destrucción de viejas formas de producción por otras nuevas.

Pensemos en algo muy simple y cotidiano, el reemplazo de las cartas escritas a mano por el email. Generando nuevas industrias y nuevos empleos en reemplazo de los anteriores. Esto, sucede constantemente en una economía de libre mercado, donde se privilegia la libertad y el individuo, redundando en beneficios para toda la sociedad. Así, la búsqueda de la ganancia individual deriva en un beneficio social. Del individuo a la sociedad y no al revés.

En el punto de equilibrio entre la oferta y la demanda, habremos logrado (para cada nivel de inversión) producir la cantidad óptima al precio más bajo posible. Para cada oferente el precio vendrá dado (será un tomador de precios), ya que el mismo es determinado por el mercado o el conjunto de los oferentes, y de no mediar innovaciones importantes, ninguno individualmente podrá modificar el precio del bien o servicio.

Este esquema de libertad, ha producido revoluciones significativas en el bienestar de las sociedades. Un ejemplo de esto es Singapur. En 1960 el PBI (producto bruto interno) per cápita (la riqueza generada en un año dividida por la cantidad de habitantes) era de u$s 428. En 2020 alcanzó u$s 65.000. En 60 años la renta per cápita creció casi 152 veces. En Singapur, el gasto público en relación al PBI es del 19% (En Argentina alcanza aproximadamente el 45%). El impuesto a las ganancias de las empresas es del 17% versus el 35% en Argentina. El IVA es del 7% frente al 21% en Argentina.

El libre mercado y la libre competencia, sin restricciones a la entrada y salida de nuevos oferentes, permite que las señales de precios funcionen correctamente y brinde los incentivos necesarios para orientar la inversión.

Intervencionismo económico

El intervencionismo económico supone la posición predominante del sector público sobre el sector privado, controlando toda la actividad económica mediante precios máximos y todo tipo de regulaciones que traba la entrada a los nuevos oferentes. La consecuencia inmediata es el quiebre en las señales de los precios, distorsionando los incentivos de los mismos en la canalización de las inversiones, el consumo y el ahorro. El Estado define las prioridades por encima del accionar del mercado. Conciben la economía de la sociedad al individuo.

Economía planificada

Como versión extrema surge la economía planificada, donde todas las preguntas claves de la economía sobre qué producir, cómo producir y para quién producir son directamente resueltas por el Estado, limitando toda la libertad del individuo y su incentivo a maximizar sus ganancias. Esto, implica que el Estado debería poder calcular todos los precios y conocerlos cumpliendo la condición de óptimos, es decir, poder determinar todos los precios y conocer, además, las preferencias de los consumidores, supliendo totalmente el sistema de señales de precios, quedando todo bajo la órbita estatal.

Este sistema, contrario totalmente a la economía de libre mercado, implica la sustitución de la propiedad privada por la colectiva en los medios de producción, anulando la iniciativa individual y la libertad.

Grados de libertad económica

El libre mercado, si bien no es perfecto, es claramente el mejor sistema. Ello es demostrado porque las economías que tienen mayor grado de libertad económica o países con economías denominadas “libres” ocupan los principales lugares con altos indicadores de desarrollo económico y social.

En los primeros 5 puestos del Ranking 2021 de Libertad Económica, elaborado por la Heritage Foundation, encontramos a: 1) Singapur 2) Nueva Zelanda 3) Australia 4) Suiza 5) Irlanda.

Argentina, ubicada en el rango de países “mayormente no libres” en materia económica, ocupa el puesto 148 sobre un total de 178, y comparte, entre otros, dicho lugar con: Afganistán (146), Dominica (147), Ecuador (149), Etiopía (151) y Pakistán (152).

Estos países se caracterizan por modelos económicos de alto grado de intervencionismo estatal.

El último escalón en el Ranking (“represores de la libertad económica”), está asociado a países que directamente reprimen la actividad privada. Aquí encontramos a: Cuba (176), Venezuela (177) y Corea del Norte (178).

Conclusiones

El libre mercado puede no ser un sistema perfecto, pero es claramente el mejor posible, donde la libertad potencia y promueve el desarrollo económico y como resultado el bienestar de la sociedad.

En los países “libres”, “mayormente libres” y “moderadamente libres” económicamente (coincidente con su grado de desarrollo), es donde se verifican los mayores ingresos per cápita y mayor respeto por las Instituciones, donde los impuestos no aplastan la iniciativa privada, sino que permiten que se genere la acumulación y el círculo virtuoso de: acumulación -> crecimiento económico -> desarrollo económico -> disminución de la pobreza.

Por el contrario, en los países “mayormente no libres” (categoría en que está clasificada la economía Argentina) o directamente “represores de la libertad” en materia económica, se produce el fenómeno inverso. Imposibilidad de desarrollo económico, desincentivos a la inversión, empresas que no pueden traspasar la escala de chicas, crecimiento de la informalidad y pobreza.

(*) Lic. Alberto Eduardo Suárez

Economista con especialización en Econometría.

Subdirector Industrial del INDEC.

Jefe principal de Estudios económicos del Banco Ciudad.

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