
Por Aldo Abram
Los políticos gastan de más, obligando a aumentar la presión tributaria sobre el sector privado, que disminuye la generación de puestos de trabajo.
El impuesto a las grandes fortunas busca justificativo en que los ricos tienen que hacer un mayor esfuerzo en esta emergencia y, de hecho, su nombre oficial es “Aporte solidario y extraordinario para ayudar a morigerar los efectos de la pandemia”. La realidad es que, gracias a la vocación por gastar en exceso de nuestros políti...
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