
Por Gerardo Bongiovanni.
Alguna vez referimos desde estos espacios que el Estado argentino, definido y determinado por eso que vagamente llamamos “la política”, había cambiado absolutamente sus objetivos. Peor aún, su razón de ser. De proteger los derechos y libertades de los ciudadanos y atender a sus necesidades esenciales, el aparato estatal pasó a ser un “aguantadero” de militantes, un ámbito de contención de activistas de distintos colores políticos, que lejos de aliviarle la vida a la...
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