1° de Mayo: el día en que se asustó el Jefe de la Armada Británica.

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Por: Sol. Vol. Tomás A. González Molinari.

A 38 años de este hito aeronáutico, recordamos cómo fue el primer día de combate de la Fuerza Aérea Argentina: la primera experiencia del personal de la Institución bajo fuego enemigo en la que se vivieron feroces muestras de valor, heroísmo y entrega por amor a la Patria.

Los tiempos corrían. En la Base Aérea Militar (BAM) Malvinas había silencio, pero era uno nervioso. Había que estar apresto al enemigo. En ese momento, se escucha el rugido de un avión, sin saber si es amigo o enemigo. Una bomba cae en un campamento al lado de la pista de la BAM, y resulta en la primera baja de Argentina en la contienda: fallece el Soldado Guillermo Ubaldo García, quien prestaba servicio en la Compañía de Defensa de la I Brigada Aérea de “El Palomar”, cuna de la Aeronáutica Argentina.

Ante la muerte de la tropa, y el gran número de oficiales y suboficiales heridos por el ataque, el Comodoro Destri informa a su superior, el Brigadier Ernesto Crespo quien ejerce como Comandante de la Fuerza Aérea Sur, sobre el ataque. En ese momento, Crespo redacta y firma la primera orden de guerra aérea, reiterándole a su subalterno que no están solos y que los ingleses se van a arrepentir. Los Mirage III al mando del Capitán García Cuerva y el Primer Teniente Perona deberían estar ya en combate, según los cálculos de Crespo. Y así era. Los Mirage se enfrentan como pueden contra los Sea Harriers británicos, quienes cuentan con una tecnología mucho más avanzada que la nuestra. Nosotros, misiles guiados por calor que si o si necesitan ser disparados detrás del enemigo, mientras que los británicos cuentan con misiles multidireccionales, es decir, no importa en qué ángulo se lancen, siempre darán impacto en el enemigo.

En el combate, Perona cae pero se eyecta y sobrevive. García Cuerva continúa y por accidente, o azar del destino, encuentra al buque insignia de la Royal Navy, el portaaviones HMS Hermes. Valeroso, y sabiendo que debía derrotar a La Corona Británica, se arroja y realiza una corrida de cañones sobre la pista, generando daños menores en la estructura pero dejando inutilizable el Harrier que abatió a su camarada, quien estaba dispuesto a aterrizar. 

García Cuerva debía volver. Mira el indicador de combustible y nota que es escaso, no le alcanza para volver al continente, precisamente a la BAM San Julián. Decide aterrizar en la BAM Cóndor, en Puerto Argentino. Da aviso al control aéreo de las islas, realizado por el GI VYCEA (Grupo I de Vigilancia y Control del Espacio Aéreo) para que este de la novedad a la artillería antiaérea de que cese el fuego, lo iba a intentar. La artillería tenía delimitada la zona de disparo y al ver que García Cuerva eyecta sus cargas externas, interpretan que es un avión enemigo lanzando bombas. Disparan a matar los hombres de la Artillería Antiaérea, sin saber que el primer derribo que realizarían sería un amigo. García Cuerva cae a un costado de la pista de Puerto Argentino y muere. Estas son las primeras experiencias de la Guerra para la Fuerza Aérea Argentina. Desde este episodio hasta el fin de la guerra, a nuestros aviones se les pintó en la cola una gran franja amarilla, distintivo que utilizaron para que la Artillería o incluso ellos mismos se reconocieran como compañeros en armas.

Solo en ese mismo día, el Brigadier Crespo firmó otras 57 órdenes de guerra aérea, entre misiones de ataque, exploración o evacuación.  Los Canberra bombardean la flota británica y desde San Julián los Mirage Dagger no dan descanso a los Sea Harrier. Solo en ese día, los pilotos argentinos en una misión constante de arrojo y valentía, lanzan más de 20 toneladas de explosivos sobre la Royal Navy.

El Vicealmirante Sandy Woodward, comandante de la Flota Británica y jefe de la Operación “Corporate”, se encontraba asustado en el puente de mando de la Nave Insignia y Base de Operaciones Británica. Se encontraba asustado porque debía informar a su superior y por consiguiente dar la novedad a la Dama de Hierro, que no había podido cumplir con su objetivo: desembarcar en las Islas el 1º de Mayo. El mismo había visto con sus ojos desde ese mismo lugar, como en una maniobra arriesgada con fuego de artillería y yendo a velocidades supersónicas, un avión argentino había hecho estallar uno de los suyos que volvía recién de combatir. En ese momento él supo que la batalla iba a ser más encarnizada de lo que en realidad parecía.

En ese momento, él supo que el Argentino irá al combate por lo que cree justo. La Flota Británica es retirada del Teatro de operaciones tras su orden. Y la Fuerza Aérea Argentina le había demostrado en un solo día que necesitarían más de una semana para desembarcar en las Islas Malvinas.

 

 

 

Soldado Voluntario Tomás A. González Molinari

Integrante del Escuadrón de Tropas de la I Brigada Aérea de “El Palomar”.

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