En su momento rechazamos la medida porque representaba un ataque flagrante a los derechos de propiedad y la vigencia de la libertad de expresión que solo es posible si se garantiza la propiedad privada y plural de los medios de comunicación.

Ocho años después debemos decir que el pluralismo comunicacional y el debate de las ideas que solo se puede dar en libertad ha sido sometido a una hegemonía comunicacional indebida y a la administración de la censura a través de los organismos del estado.

CEDICE-LIBERTAD quiere poner de relieve las consideraciones de fondo que se presentan en la sentencia: «La Corte Interamericana consideró que las restricciones a la libertad de expresión frecuentemente se materializan a través de acciones estatales o de particulares que afectan, no solo a la persona jurídica que constituye un medio de comunicación, sino también a la pluralidad de personas naturales, tales como sus accionistas o los periodistas que allí trabajan, que realizan actos de comunicación a través de la misma y cuyos derechos también pueden verse vulnerados. Igualmente, la Corte resaltó que para determinar si una acción estatal que afectó al medio como persona jurídica también tuvo, por conexidad, un impacto negativo, cierto y sustancial sobre la libertad de expresión de las personas naturales, se debe analizar el papel que cumplen las presuntas víctimas dentro del respectivo medio de comunicación y, en particular, la forma en que contribuían con la misión comunicacional del canal».

Celebramos que se reconozca que el daño infligido no solamente afectó a los accionistas sino que perjudicó también a los profesionales que allí trabajaban para el momento de la medida. Creemos que el derecho a la libertad de expresión, que se materializa a través de medios libres, es un bien compartido que alcanza a toda la ciudadanía a la que se le negó la opción de decidir y discernir sobre cuales opciones y opiniones les resultan válidas.

Destacamos los resultados de la constancia en la búsqueda de la justicia y la verdad de los directivos de RCTV que en estos ocho años no han dejado de luchar por sus derechos y porque se imponga la verdad y se deseche la mentira. Un largo tiempo en el que a pesar de no haber cesado la persecución, ninguno de sus accionistas dejó de trabajar arduamente para darle sentido a la empresa a la vez de mantener vigente el espíritu de lucha y de reivindicación que con la sentencia de la CIDH se hace realidad.

Ahora sabemos que en algún momento del futuro cercano volverán los medios libres y la señal de RCTV será una de las que desafíe cualquier amenaza a la Libertad de expresión e información.