Por Victor Ocampos.
Sir Bertrand Russell dijo una vez “No moriría por mis creencias, pues puedo estar equivocado”. Estar abiertos a aprender, así como para desaprender lo antes aprendido es absolutamente necesario para que el verdadero aprendizaje tenga lugar. Muchas veces, todo lo que hemos aprendido nos impide aprender cosas nuevas.
Digo esto en vista de que hasta hace muy poco, las obras de Sir Isaiah Berlin se encontraban ocultas para muchos pensadores actuales, o al menos dispersa en innumerables ensayos en diversas revistas especializadas. Fue Henry Hardy quien se encargó de recopilar y publicar parte de sus trabajos y hoy día gracias a la notable disminución de los costos de acceso a la información, a la información descentralizada que nos permite internet, tenemos acceso a su vasto trabajo.
Berlin ha dedicado su pluma a un amplio y variado conjunto de temas en especial por dedicarse a la historia de las ideas, y en todas ha sido capaz de transmitir la idea sin que se notara al interlocutor, inclusive en sus profundos estudios sobre las ideas de otros grandes pensadores. Lo hizo siempre con una capacidad admirable de objetividad.
Al leer su obra uno lo percibe como a un pensador zorro, recordando su propia clasificación. Para Berlin, los erizos simplifican la complejidad del mundo y reúnen su diversidad en una única idea; los zorros, por otra parte, son incapaces de reducir el mundo a una sola idea y están constantemente moviéndose entre una inmensa variedad de ideas y de experiencias (Berlin, El erizo y la zorra, 1998).
Lo que me lleva a considerarlo un pensador que está en constante movimiento en la inmensidad de ideas es su pluralismo de valores y es sobre ese punto lo que trataré de explayarme en las siguientes líneas.
El pluralismo puede ser entendido y considerado desde diferentes perspectivas tales como metafísica, epistemología y religión. Berlin lo usa en la ética, cultura y política. Partiendo de la proposición de que los valores no se descubren, sino que son creados por la acción humana, existirán diversos y variados valores morales.
Considera al pensamiento ético como el examen sistemático de las relaciones humanas, las concepciones, intereses e ideales de las cuales surgen la manera humana de tratarnos los unos a los otros y el sistema de valores sobre los cuales tales fines se basan, creencias de como la vida debería ser vivida, qué deberían ser o hacer hombre y mujeres. Considero esta percepción de la ética en consonancia con el concepto de matrices morales del psicólogo moral Jonathan Haidt, quien considera que gran parte de las reglas morales responden a necesidades evolutivas de la humanidad, por tanto, fueron creándose por acción humana y en gran medida, aquellas que favorecieron en su momento el éxito de la comunidad, continúan como instituciones hasta nuestros días (Haidt, 2012).
En el campo de la epistemología, insistió en la diferencia fundamental entre las ciencias naturales y humanas. Clasificó la filosofía entre las ciencias humanas; pero incluso allí su estado era único. Si los pensadores anteriores habían considerado la filosofía como un scientia scientiarum, Berlin la consideraba como un scientia nescientiarum, la forma de indagación sobre aquellas cosas que no pueden ser objetos de conocimiento empírico.
En el caso de preguntas no filosóficas, incluso si la respuesta es desconocida, la mayoría de las personas conocen o aceptan los medios para descubrir la respuesta. Así, las preguntas de hecho empírico pueden responderse mediante observación. Otras preguntas pueden ser respondidas deductivamente, refiriéndose a reglas establecidas; Este es el caso, por ejemplo, de las matemáticas, la gramática y la lógica formal. Por ejemplo, incluso si no conocemos la solución a un problema matemático particularmente difícil, sí conocemos las reglas y técnicas que deberían llevarnos a la respuesta (Lund, 2016). En este punto podría encajar la praxeología misesiana.
“Los valores que crean los hombres están arraigados en la naturaleza de los seres que los persiguen”.
Para ilustrar la idea del pluralismo de valores, necesario es comprender su antítesis, el monismo de valores, o el “ideal platónico”. Según Berlin el monismo supone: 1) Toda pregunta genuina debe tener una respuesta verdadera; las demás respuestas son errores. 2) Debe haber un camino confiable para descubrir las respuestas verdaderas, lo cual es en principio conocible aunque desconocido. 3) Las respuestas verdaderas una vez descubiertas serán compatibles unas con otras formando un todo único, porque una verdad no puede ser incompatible con otra. Esto se basa en la suposición de que el universo es un todo armonioso y coherente (Berlin, Lo singular y lo plural: Conversaciones con Steven Lukes, 2018).
Sin embargo, para Berlin, los valores genuinos son muchos y pueden (como a menudo lo hacen) entrar en conflicto. Cuando se chocan no significa que uno u otro haya sido mal interpretado, difícilmente se puede decir que uno es más importante que el otro, en eso se basa la “inconmensurabilidad” del pluralismo. La libertad entra en conflicto con la igualdad, la misericordia con la justicia, la imparcialidad con el amor, el compromiso moral con la búsqueda de la verdad, el conocimiento con la felicidad. Considera que los valores son inconmensurables por no existir unidad de medida para comparar utilitariamente qué valor es prioritario.
En el campo moral nos encontramos con elecciones entre fines igualmente últimos y reclamos igualmente absolutos, por tanto, la elección de un valor moral necesariamente será el sacrificio del otro. Es allí en la que el pluralismo de Berlin se manifiesta, pues para superar conflictos entre valores se requiere una transformación que deriva en el abandono de otros valores. Las colisiones, aunque inevitables, podrán ser suavizadas y balanceadas por medio de la comunicación y el entendimiento humano.
De ese modo se lograría mantener un precario equilibrio que evite lo máximo posible situaciones desesperadas y elecciones intolerables, ya que los hombres deciden no solo valores particulares sino sobre modos de vida, sobre lo que serán y lo que harán y la elección es una expresión de la personalidad individual y parte de lo que hace a esa personalidad. La elección es esencial en el ser humano. Cada individuo posee matrices morales distintas y en base a ello construyen sus sistemas de valores.
Ya el pluralismo político se refiere a la pregunta de qué tipo de restricciones gubernamentales se pueden imponer sobre la libertad de las personas para que actúen de acuerdo a ciertos valores y en contrapartida el pluralismo de valores implica que existen valores diversos y prioritarios que entran en conflicto las más de las veces, como ya hemos visto. y esto finalmente es un argumento poderosísimo que Belin utiliza en favor de la libertad individual frente a las restricciones arbitrarias a la libertad que buscan imponer la “solución correcta” por medio de la fuerza (Berlin, Dos conceptos de libertad, 1958).
Si bien existen hasta hoy día dificultades para separar el pluralismo del relativismo moral, debido a la propia “inconmensurabilidad” sugerida por Berlín, la propuesta para distanciarlo del relativismo sería la posibilidad desde el pluralismo de llegar a conciliar los valores conflictivos y con ello permitir la convivencia social e inclusive el desarrollo del conocimiento, pues es en base a las diferencias que se construye la vida. La obra de Berlin nos ayuda a derribar los muros que construimos alrededor de nuestras ideas y valores, así nos permite acceder a la visión sobre un mismo asunto que pueden tener pensadores con un bagaje intelectual y moral distinto.
Bibliografía
Berlin, I. (1958). Dos conceptos de libertad. Oxford: Clarendon Press.
Berlin, I. (1998). El erizo y la zorra. Barcelona: Muchnick Editores S.A.
Berlin, I. (2018). Lo singular y lo plural: Conversaciones con Steven Lukes. Barcelona: Pagina Indomita.
Haidt, J. (2012). The Righteous Mind: Why Good People Are Divided by Politics and Religion. New York: Pantheon.
Lund, M. (21 de Septiembre de 2016). Stanford Encyclopedia of Philosophy. Recuperado el 03 de Junio de 2020, de https://plato.stanford.edu/entries/berlin/#EthiThouValuPlur