
Alberto Medina, Presidente de la Fundación Club de la Libertad
“Esta generación de dirigentes no tiene interés en cambiar la historia”
El periodista y consultor en comunicación expuso sus pensamientos y opiniones sobre la situación actual de los medios y la política tanto del país como de la provincia de Corrientes. A un año de las próximas elecciones brindó un panorama de los candidatos y de la gestión del Gobierno Nacional. Confesiones, sentimientos, sensaciones, diferencias y objetivos en una entrevista completa.
Son las 11:30 de la mañana y llego puntual al lugar de encuentro con mi entrevistado, Alberto Medina Méndez, nacido en julio de 1966. Desde que forma parte y dirige la Fundación Club de la Libertad, entidad que defiende las ideas del liberalismo, tiene reuniones y charlas constantemente, una tras otra. Y esta vez no fue la excepción. Levanta la mano en signo de saludo al reconocerme y a continuación me pide, con gestos también, que lo espere unos minutos mientras se dirige a hablar con otra persona.
Me ubico en una de las mesas del restaurant y espero alrededor de 15 minutos. Mientras tanto, ruidos de copas, vasos, platos y utensilios se escuchan al son de charlas y risas de personas que también están en el lugar. Un diario local llama mi atención y decido ocupar algunos minutos libres leyéndolo. Luego, repaso las preguntas de la entrevista, corrijo un par de errores y escribo nuevas ideas para posibles preguntas.
Finalizada su tarea, Alberto me saluda para nada formalmente, me pide disculpas y la moza nos sirve dos vasos de soda. Con vestimenta poco seria, contrario a lo que imaginé, me sonríe y para romper el hielo, inicia una corta pero agradable conversación acerca de mis estudios, su trabajo, sus tareas y ocupaciones a lo largo del día. Una vez calmados mis nervios y confirmadas mis expectativas, da el puntapié para iniciar la conversación.
¿Cómo ve el desarrollo tanto de los medios como del oficio del periodista en Argentina?
El desarrollo de los medios está haciendo un recorrido importante que es el de la atomización. Hoy hay demasiados tipos de medios de comunicación, lo que hace que haya que darle mucha discusión a los contenidos, a diferenciarse, a buscar público mixto. La idea de “medios masivos” creo que está desapareciendo como concepto. No estoy tan seguro de que sea el mismo recorrido exitoso con los periodistas en el país. Creo que la presencia del Estado es muy importante, eso hace que la pauta oficial sea uno de los mecanismos de ingreso principales de los periodistas y claramente condiciona su discurso. En los digitales hay más independencia.
¿Se puede decir entonces que la libertad de prensa en nuestro país se ve afectada?
La pauta oficial es un condicionamiento muy importante. El periodista tiene que vivir de algo, los medios también y si el ingreso del Estado pasa a ser la nutriente, obviamente que la línea editorial va a estar siempre sesgada. A eso se le agrega el esquema de licencias, las que otorga el Estado. Al ser un ente que entrega concesiones, de alguna manera, el medio tiene que cuidarse porque si no la concesión no se renueva. Y otro factor muy fuerte en Argentina es la autocensura, eso que el periodista hace porque supone que decir tal cosa le va a traer problemas y entonces decide no decirlo.
¿Cree que el país se encamina hacia la situación actual en Venezuela?
El recorrido que estamos haciendo es hacia Venezuela. Pero también creo que algunos ingredientes de la política venezolana no están presentes en Argentina. Venezuela tiene un componente militar muy fuerte y nuestro país no, tiene una división social mucho más marcada que la que tenemos acá. Hay una especie de delay que se va a interrumpir en el 2015 cualquiera sea el resultado de las elecciones porque ninguno de los candidatos que se presentan tiene una idea de modelo venezolano. El gobierno actual sí tiene ese sesgo, con matices por supuesto, y otra dinámica, pero coinciden en economía intervenida, alta participación del Estado, concentración del poder en pocas manos.
¿Qué representan los jóvenes hoy en día en la política?
Los jóvenes siempre fueron importantes en la Argentina. Algunos por activa participación y otros por apatía. Hay un despertar de los jóvenes y no incluyo a La Cámpora en esta dinámica porque son un sector de la juventud que participan en la política no por convicciones ideológicas necesariamente, sino porque tiene un espacio inclusive hasta económico dentro de la administración de la cosa pública. No lo llamaría una militancia activa pero sí hay un interés de los jóvenes en la política y me parece que es saludable porque no nos aseguran que van a cambiar las cosas ya, pero sí que esta generación dentro de 10, 15 o 20 años va a estar seguramente ocupando lugares de poder.
El periodista Jorge Lanata fue criticado por introducir el término “grieta social” en referencia a la división ideológica que provoca un enfrentamiento violento a nivel nacional. ¿Está de acuerdo con esto? ¿Cómo ve esta situación?
Más allá de la semántica, me parece que hay una división muy evidente en la sociedad argentina. De hecho se ven situaciones en las familias o amigos que ya no se pueden reunir porque no pueden conversar de política, los separa directamente. Esta es la muestra más evidente de esta grieta artificial y no la de los medios de comunicación, no la de la cadena nacional. Fue creada por el gobierno nacional con intencionalidad, como mecanismo para sumar votos, siempre generar enemigos es una forma de sumar adeptos y es lo que hizo este gobierno con los militares o con la iglesia en su momento. Pero esta situación va ir desapareciendo, la crispación ya no está en la agenda de los argentinos.
¿Cuál es su mirada sobre la realidad de Corrientes?
La provincia de Corrientes tiene demasiadas asignaturas pendientes: el tema de infraestructura, la construcción de nuevos caminos, la renovación del puerto, el avance del segundo puente, una represa… No crece, no tiene desarrollo, no tiene una estrategia clara. Se ha contemplado en administrar fuertemente los recursos que dispone para poder cumplir con compromisos provinciales, fundamentalmente en el pago de los sueldos, y se ha dejado de pensar en el futuro. Estos avances cambiarían la cara a la provincia y le generarían primero un salto de institucionalidad y después un económico.
¿Se podría apuntar hacia un desarrollo como el de la provincia de San Luis, por ejemplo?
Sí, seguro, es una cuestión de decisión política. Estamos en ventaja. San Luis no es una provincia rica en recursos como Corrientes que tiene clima ideal, suelo fértil, agua potable, agua para riego, energía eléctrica, los recursos naturales que tenemos no son comparables con ninguna provincial. Se necesita tomar una decisión política de mayor autonomía, mayor federalismo. Hay que liderar el proceso puertas adentro. Es una decisión que da miedo tomar, ha resultado más cómodo ser víctima del dinero que no viene desde Buenos Aires entonces eso hace que no se piense en el desarrollo.
¿Es posible un cambio en las políticas de una provincia tildada como conservadora y atrasada?
Es posible con un cambio dirigencial y de mentalidad. Están las bases sentadas; estos años que pasó Corrientes han servido para que diga: “bueno, no me alcanza con pagar los sueldos al día y que el alquiler comercial se nutra de lo que hace la actividad pública”. Falta este salto porque las condiciones están dadas pero tendrá que venir otra generación de dirigentes, distinta. Esta, y digo generación, no sólo los que están en el gobierno provincial, no tiene interés en cambiar la historia, prefiere administrar el presente como puede y dejar los sueños para después, pensando que es la Nación la culpable de todos los problemas.
Generalmente se utiliza el rótulo “neoliberalismo” para hacer mala fama al capitalismo. Siendo director de la Fundación Club de la Libertad, ¿cuál es la respuesta a este rótulo de alguien que defiende las ideas liberales?
En primer lugar, nunca entendí muy bien a qué llaman neoliberalismo los que usan esta palabra que no deja de ser un elogismo. Supongo que identificar a las ideas que estuvieron en los 90 en América Latina. De alguna manera el proceso de privatizaciones, algún sesgo hacia la libertad de mercado, está bastante lejos de ser el funcionamiento de las ideas de libertad. El liberalismo tiene varios requisitos como para catalogar un régimen como capitalista o de libre mercado. Uno de ellos es un estado que gasta poco, que es austero, que administra los recursos con criterios republicanos, tratando de quitarle a la gente dinero en impuestos en la menor cantidad posible.
¿Y se ha visto alguna vez en el país algo así?
Eso no ha pasado en Argentina ni en los 90 ni todo el siglo pasado, mucho menos ahora. Esta forma de analizar la política es bastante playa y esquiva el problema de fondo. El capitalismo es el sistema que ha conseguido que países del mundo pasen de ser un basurero a uno de los mejores en mayor renta per cápita, a tener mayor desarrollo sociocultural del mundo. Me refiero a Singapur, Corea del Sur, Vietnam del Sur que han conseguido estar en uno de los niveles más altos del mundo. La discusión de qué modelo es el más exitoso es demasiada trillada, los números hablan por sí solos. No existe país que haya implementado regímenes populistas y haya triunfado.
“No existe país que haya implementado regímenes populistas y haya triunfado”
¿Cuáles serían los mayores pecados de este gobierno nacional?
El gran pecado es concentrar el poder en pocas manos y haber roto la dinámica institucional de la Argentina. Se abandonó la república, no funciona. El congreso pasó a ser un levanta manos, la justicia mira de lado cuando tiene que evaluar la gestión de los funcionarios, se hace la distraída, termina siendo cómplice. En definitiva una república desaparecida. Después la corrupción, no solo de este gobierno, este pudo haber sido más burdo que los anteriores, pero no es el único. Se hizo un capitalismo entre amigos favoreciendo grandes negocios aprovechando el poder del Estado.
“La justicia mira de lado cuando tiene que evaluar la gestión de los funcionarios”
¿Qué es más peligroso: el pueblo en manos del Estado o viceversa?
El pueblo en manos del Estado es muy peligroso, definitivamente. Cuando es más importante este que los individuos, hay una persona que toma las decisiones y el riesgo de tomar decisiones equivocadas es mucho más grande que cuando el pueblo comete un error y decide solucionarlo. Cuando un gobernante tiene el poder, se convierte en un líder autócrata, déspota, le interesa gobernar, no hacer las cosas bien.
Finalmente, ¿cómo ve a la Argentina dentro de cuatro o cinco años?
La Argentina dentro de dos años va a hacer un quiebre, va a haber una bisagra, vamos a tener dificultades en el camino. Hay que resolver problemas estructurales de 10 o más años. El presidente que esté va a tener que afrontar muchas tareas, pero dentro de cuatro años, cuando ya hayan transcurrido dos de ese mandato, Argentina va a tener muchas oportunidades, se va a abrir al mundo. Seguramente llegarán inversiones del extranjero, tenemos muchos recursos disponibles. También una posibilidad de crecimiento que otros países ya han transitado y nosotros no, así que deberíamos aprovechar y no desperdiciarla con malas decisiones políticas.
“Me asusta que no haya un candidato que piense lo contrario”
Ya se había generado un clima de confianza con Alberto, y antes de finalizar la entrevista surge la posibilidad de repreguntar. O mejor aún, indagar sobre cuestiones más específicas. Le pregunto qué candidato de los que se presentarán le gusta y con una sonrisa no por gracia, sino por resignación, me contesta: “ninguno, y eso no me deja tranquilo”.
Me invade la duda y, al notarlo, agrega: “todos los dirigentes políticos que se van a presentar en las elecciones tienen, con algunos matices, la misma ideología. Piensan en un estado presente, grande, que gasta mucho, que interviene en la economía”. Y es esto lo que le inquieta a mi entrevistado, sus gestos lo denotan. “Me preocupa no tener alternativa; me asusta que no haya un candidato que piense lo contrario; los países más serios del mundo tienen las dos variantes: candidatos de centro izquierda, con visión en un estado de bienestar, y otros con ideas capitalistas, que creen que el Estado tiene que asegurar que la vida, la libertad y la propiedad privada sean los valores más importantes”, compara. Lo cierto es que Argentina no tiene este candidato todavía.
Entonces cambio de rumbo y ahora la pregunta es quién es que el que tiene más posibilidades de llegar entre estos dirigentes políticos, y sin dudarlo contesta “Daniel Scioli, definitivamente, porque reúne tres requisitos centrales para ganar: poder del Estado, piso de votos suficientes y estructura política”. Lo noto esperanzado y tras un suspiro, expresa, tal vez, un consuelo: “igual, Argentina tiene un sistema de doble vuelta y uno aspira a que a ese candidato no le alcance…”.
Se me ocurre plantear la idea de si puede surgir un nuevo candidato que represente a este sector al que se refiere Alberto. Y él lo duda, “puede surgir un candidato de la sociedad civil, probablemente un empresario, pero no veo que alguien se anime a poner cuerpo a estas ideas”, además de que esto implica un gran gasto de dinero para poder enfrentar una campaña contra los aparatos de los Gobiernos.
Biografía novelada
Alberto Medina Méndez tiene 47 años, y hace más de 20 que trabaja en diferentes medios de comunicación. Con un padre periodista y una madre educadora, por lo que la diversidad de ideas siempre fue el tema central para la familia, desde adolescente se hizo presente su vocación por lo periodístico. Él lo describe como “un amor heredado” de su padre, Emiliano Medina, quien también orientó y guió sus gustos por la radio.
Su primer programa de radio llegó mientras cursaba la etapa escolar, a los 15 años. Se trató de un ciclo radial de una hora con sus amigos. En su página personal de Facebook, describe que luego vinieron las experiencias “más importantes” en términos de aprendizaje para el medio. Allí, como modo de currículum cuenta que fue musicalizador del ciclo radial “La revista del domingo” por LT7 Radio Corrientes, productor periodístico de ese ciclo y de “Encuesta Pública”, y más tarde productor del programa televisivo “Propuestas” los días domingos por la noche en Canal 13, canal de aire casi exclusivo por aquellos años.
Ya en el ámbito profesional debutó como conductor radial con un ciclo de salud, “Historia Clínica”, que se emitió durante 14 años, por poco tiempo en FM Capital 95.3 y luego en la emisora de AM LT7. Además, tiene experiencias breves en lo televisivo y es columnista en varias radios. Tiene más de 200 artículos publicados en los últimos años en diferentes medios locales y nacionales y, como lo describe, “el orgullo de que en más de 15 países se hayan reproducido algunos de esos artículos en varias oportunidades”.
En la actualidad, además del ciclo propio “Existe otro camino” que se emite semanalmente los días martes y miércoles de 21 a 22 por FM Radio Dos, se dedica a la consultoría en comunicación, es el Director de la Fundación Club de la Libertad en Corrientes y produce el nuevo medio digital “Quorum”. Tiene alrededor de 5 premios por su desempeño en labor periodístico.