DIME QUÉ COMES Y TE DIRÉ QUÉ HACER

En este momento estás viendo DIME QUÉ COMES Y TE DIRÉ QUÉ HACER

Por: Graef Marcos (*)

 

 

 

 

 

 

 

 

Hace unos días, y como si gozáramos del mejor estilo de vida suizo, quienes dicen legislar para que podamos gozar de un modo de vida más austero y confortable, se juntaron en el congreso a debatir una ley que nadie imaginó que necesitábamos, y es que, el oficialismo y aunque para sorpresa de muchos, la oposición no se presentó, negándole el quorum, se dio pie a una discusión que no necesariamente es mala, pero era inesperada. Y es que ha tomado fuerza la tan famosa “ley de etiquetado frontal”, una ley, que como he leído por ahí, tiene carácter suizo en una tierra que tiene futuro, no pretendo decir destino africano, pero estamos embarcados hacia la pobreza evidente en muchos ámbitos, económico, intelectual, de valores, productiva, que si quisiera abarcar la problemática total, necesitaríamos una colección de libros.

Aun así, como he dicho, la ley, como todo lo que saca el gobierno para variar, pareciera estar desconectado totalmente de la realidad, de ahí que se interprete la ley con el carácter de ley suiza con destino africano, y no es la primera vez que se vio a la casta dirigencial permanecer en un estado de desconexión espacio-temporal para con el pueblo, no quiero recordar el lamentable episodio en el congreso, donde sin objeción alguna fuera Sergio Massa quien ninguneara a la oposición en una vergonzosa noche donde se dio la demostración de abandono al electorado más brutal que yo recuerde en algún momento, y es que no nos creíamos que quienes estaban siendo ninguneados por una sola persona, salieran por la puerta del congreso aplaudiendo como si el abandono de sus funciones fuera un rotundo éxito, inexplicable.

Eso sin recordar la vez que el presidente Alberto Fernández, dijo orgullosamente que no quedó un solo argentino sin atenderse en la pandemia, mientras Lara Arreguiz moría, presuntamente por COVID, en un pasillo de hospital, tampoco parece recordar el presidente el caso de Abigail Jiménez, que murió luego de que le negaran la entrada a su provincia. Estos y demás casos se suman a una lista de personas que tuvieron que sufrir la inoperancia y desconexión de la realidad de una parte de la sociedad que hace gala de la sensibilidad social y la justicia social como si fueran banderas que realmente les pertenecieran, cuando ha quedado demostrado de nuevo, que no es así.

Y es así, que llegamos al nuevo episodio de lo que podríamos denominar, “el gobierno y el pueblo” parte mil, ya es irrelevante la cantidad de episodios, y es que como si se tratara de algo que nos viniera a salvar la vida, anunciaron que iban a tratar la nueva ley de etiquetado frontal para los productos que sean procesados y ultra procesados, con el objetivo de, y cito textualmente “mejorar la cultura y las costumbres alimentarias de nuestra sociedad, principalmente en niñas, niños y adolescentes”. Esta última cita es muy importante y pido al lector que se quede con ello porque más adelante voy a detallar algo que todo el mundo pasó por alto.

Y es que el objetivo parece muy noble, y yo entiendo a quienes se preocupen por la vida saludable de los más jóvenes, después de todo, ellos son el futuro como se suele decir, aunque el gobierno ya se ha encargado de demostrar que realmente pareciera que no les importa el estado de precariedad infantil, de ser así, no solo este, si no que los anteriores, no hubieran permitido la exponencial suba de pobreza infantil que hoy azota al país, llegando a representar el 75% dentro del conurbano bonaerense y el 60% a nivel país según el INDEC. Y es que de nuevo, y no me voy a cansar de repetirlo, el gobierno cree que estamos bien, que vivimos una época de abundancia y prosperidad jamás antes vista, que estamos nadando en reservas de oro y que cada familia puede comer un banquete de cena, y lo cierto es que no, lo cierto es que los niños no comen, y sus padres con los ingresos, no llegan a cubrir la canasta básica que les proporcione una correcta alimentación. Pero esto recién comienza.

¿Recuerda el lector que le pedí que se quedara con la cita? ¿Aquella que tan afablemente pretendía decir que la salud joven era lo principal para la legislación? Pues bien, nuevamente incito al lector a que desconfíe de las buenas intenciones, y es que voy a llevarlos a 2020 año en que el gobierno dispuso la vuelta de una vieja medida que para sorpresa de nadie, volvió a fallar, precios cuidados volvía “renovado” con productos tan saludables para los niños como, gaseosa de todas las marcas, alfajores, cacao en polvo, CERVEZAS Y VINOS, baldes de helado de 3 litros, jugos en polvo, palitos salados, papas fritas, obleas y galletitas dulces. No he visto por ejemplo en la lista, cereales, y la variedad de yogures y leches, al igual que la de carnes, que se encuentran escasas, ni mencionar que la única fruta que se puede leer en la lista son las peras, dejando fuera manzanas, naranjas, bananas, la fruta que a usted se le ocurra, no la encontrará en la lista de aquellos destinados a cuidar la salud de los más jóvenes.

Esto se puede entender como la famosa frase “te rompen las piernas y te dan las muletas”, ¿Dónde radica el problema?, que, si bien esta dirección gubernamental no generó el problema, no realiza esfuerzos significativos para arreglar nada y la verdad es que agrava aún más los dilemas por resolver. Concluyendo esta parte en que, la solución más viable que encuentran es parchar los baches y seguir sin arreglar las problemáticas de fondo.

Aun con todo y esto, la nueva ley posee un carácter invasivo en los comerciantes (véase el artículo 14, inciso B) donde prohibiera la venta de determinados productos dentro de instituciones incluso privadas. Demostrando que el fondo de la cuestión radica en inmiscuir aún más al Estado en las relaciones sociales y el libre intercambio de bienes, y es que, en última instancia, la mala alimentación no es pura responsabilidad del proceso de obesidad infantil, según datos del mismo gobierno, solo 1 de cada 5 chicos cubren con la cuota de actividad necesaria, entonces yo me pregunto ¿Qué hace el gobierno para promover la actividad física en los jóvenes como una forma de contrarrestar la obesidad? ¿O es que lo más inteligente, para variar, es buscar regulaciones y prohibiciones que se entrometan una vez más en las relaciones sociales y en la propiedad privada? Que no le sorprenda en un futuro a nadie, que se rompan las regulaciones y aquellos productos que sean deseados por los niños lleguen a sus manos, y tampoco les sorprenda que se les eche toda la culpa a los vendedores que decidan subsistir en base a vender productos que se les demanda. Algo que me dejé en el tintero es la capacidad que poseen los congresistas para tratar de menos capaces intelectualmente a los consumidores, no es la primera vez que sucede, no quiero recordar a Martin Guzmán con la sarasa a los argentinos, pero queda demostrado una vez más que a los ojos de los políticos, no somos más que incapaces que dependemos de ellos para llevar una saludable vida, impensado.

(*) Graef Marcos

Estudiante de Ciencias Políticas en el ISARM, Posadas, Misiones

Deja una respuesta