Por Facundo Sandoval.

El pasado 15 de septiembre se llevó a cabo la firma de los acuerdos que normalizaron las relaciones entre Israel y dos países árabes. Así, Donald Trump se ganó un lugar en la lista de presidentes que propiciaron un entendimiento en uno de los conflictos más antiguos del mundo, otorgándole por esto mismo tres nominaciones al premio Nobel de la Paz.

Según lo pactado, Israel frena la anexión de territorios palestinos ocupados que había sido anunciada por su primer ministro, Benjamín Netanyahu. A cambio, EAU (Emiratos Árabes Unidos) y Bahréin normalizan sus relaciones con Israel, dos países que se negaban a reconocer al Estado judío acusándolo de ocupar ilegalmente la tierra palestina.

El mediador que ha hecho esto posible, se presenta como artífice del acuerdo a pocas semanas de las elecciones en las que se juega cuatro años más en la Casa Blanca frente a Joseph Biden, su principal rival demócrata. No es casualidad que Donald Trump haya resultado mediador del acuerdo, pues en sus objetivos de campaña anunció que alinearía a los Estados Unidos con Israel. Poco después de ser elegido presidente, Trump designó a su yerno, Jared Kushner (un judío ortodoxo) como enviado especial para Oriente Medio con el encargo de negociar la paz entre israelíes y palestinos.

Trump y Kushner siempre tuvieron intenciones de un alineamiento con Israel. En esa línea, en diciembre de 2017, Trump hizo un anuncio sorprendente que sacudió el mundo árabe. El presidente comunicó que Estados Unidos trasladaba su embajada de Tel Aviv a Jerusalén, ciudad que reconocía como la legítima capital de Israel. El estatus de la histórica ciudad, sagrada para judíos y musulmanes, ha sido uno de los mayores motivos de fricción entre israelies y palestinos, por eso al reconocer Trump la histórica reivindicación israelí, los palestinos se indignaron, pero a su vez, rompió con la política que durante décadas habían mantenido gobiernos anteriores y la mayoría de la comunidad internacional.

Una incógnita fue la posición que tomaría Arabia Saudita, la gran potencia regional. El gobierno, sin embargo, emitió una señal cuando dijo que toleraría los vuelos entre Israel y los Emiratos por su espacio aéreo, por lo que se podría suponer que hay intereses por parte de Arabia Saudita en establecer una mejor relación con Israel. Como reveló el resultado de la votación de la Liga Árabe que rechazó condenar los acuerdos, la solidaridad automática de los países árabes con los palestinos ya no puede darse por sentada, afirmando una tendencia nacionalista en los gobiernos árabes, en la cual priman los intereses de su propio país, de manera que la causa palestina no es tan importante para la psicología colectiva en ellos como lo era en el pasado.

Este nuevo tratado, habilitará también a los «ex rivales» de Israel a tener acceso al mercado de armas estadounidense, y en particular a los aviones cazabombarderos F-35, una compra que actualmente está siendo evaluada por el gobierno, según confirmó el secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, quien en repetidas ocasiones dejó en claro que EEUU está comprometido con la política de que Israel sea la potencia militar superior en la región, lo cual dificultaría las cosas a Irán.

Desde el principio de su mandato, Trump decidió poner fin a la era de desescalada en las difíciles relaciones con Irán emprendida por su antecesor, Barack Obama: retiró a EEUU del acuerdo nuclear, que ofrecía a Teherán levantar las sanciones internacionales a cambio de que aceptara supervisión internacional de su programa de energía atómica, y ordenó el ataque que mató en Bagdad al general Qasem Soleimani. Esto último provocó una peligrosa escalada entre ambos países, tanto así, que en las redes sociales se llegó a hablar de una «Tercera Guerra Mundial».

Facundo Sandoval.
Fundación Club de la Libertad.