Recientemente causó mucha polémica un tuit de Emiliano Sordi en el cual, contestando a un tuit de Manuel Adorni en el que explicaba cuánto dinero el Estado argentino se quedaría de las ganancias de su pelea en la cual había ganado un millón de dólares, dijo expresamente: «No voy a ser tan boludo de llevar un dólar para Argentina» esto causó un revuelo enorme en las redes sociales generando un debate entre quienes aplaudían sus dichos y quienes lo reprobaron argumentando “la falta de solidaridad”, tal fue la discusión que incluso se habló con él a través de una videollamada en un programa televisivo.
Emiliano realizó dichos en esta entrevista muy interesantes, entre ellas podemos destacar el hecho de que en EEUU pagaría menos impuestos que en Argentina y a su vez recibiría a cambio cosas para el invaluables como es por ejemplo la de sentirse seguro en su propia casa o al salir a la calle, también podemos destacar comentarios fuertemente críticos a la “justicia social”, que de justa tiene realmente poco, en la cual dijo que es fácil ser solidario con la plata de otro y hasta narró una anécdota que mostró la inviabilidad del sistema que actualmente rige en nuestro país en la cual él desistió de realizar un emprendimiento en el país porque entre impuestos, regulaciones, permisos, etc. “no le daban los números”.
Más allá de la mejor administración de los recursos públicos que tiene EEUU con respecto a Argentina, que es oportuno destacar la mayor intención de su dirigencia política para hacer relativamente mejor la vida de sus ciudadanos, es interesante comparar la diferencia de estos dos sistemas, uno que alienta el esfuerzo individual y otro que lo amedrenta, uno que incentiva la inversión y el ahorro y otro que no para de ponerle impedimentos, uno en el que trata a todos como iguales y otro que segmenta a la sociedad otorgando privilegios, una sociedad civilizada que tiene como pilar el mérito de cada uno y el igual reconocimiento los derechos y otra bárbara basada en la explotación de unos para servir a otros y en la cual algunos son “más iguales” que otros y por ende son depositarios de privilegios.
Es verdaderamente sorprendente cómo un grupo realmente grande de nuestra sociedad se cree dueño del fruto del esfuerzo de los demás, es increíble la arrogancia y el despotismo que puede tener alguien que sin haber colaborado de ninguna manera con otro espera recibir algo de esa persona, con el único argumento de que él, al tener más que otros, debe ayudar a los que tienen menos dando parte de lo que tiene, la razón que habilita el saqueo es tener más que el resto, el progreso es visto como pecado, la miseria generalizada es lo único que puede traer ese esquema de pensamiento.
Lo realmente frustrante es como se centran en el resultado del sacrificio y no todo lo que hay detrás de ese millón de dólares que está compuesto por horas de entrenamiento, dietas costosas y exigentes, momentos de miedo por la incertidumbre del futuro, dolores e idas al hospital, golpes, moretones, discusiones familiares, amigos que se perdieron, relaciones rotas y más, porque todo tiene un costo, a ese costo hay que sumarle además un riesgo debido a que el éxito nunca está asegurado, si uno no está dispuesto a pasar por todo ese proceso para obtener esos resultados o colaborar con quien lo está realizando. ¿Con qué derecho nos creemos capaces de exigir algo de lo obtenido por esa persona? Una posible respuesta quizá sea simplemente una cualidad muy dentro de la persona que se cree con tales derechos, simplemente una persona así es solo puede ser un altanero.
Santiago Raúl Fernández Yaccuzzi
El luchador que ganó un millón de dolares por Santiago Raul Fernández Yaccuzzi.
