Entre tanta mentira, unas palabras libres

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Por Justo Altavilla.

Leer los números 1810 todos juntos no es más que solo eso. Cuatro números que sin saberlo, conformarán un año de vasta significancia en nos, el pueblo de nuestra Nación; un año de severas transformaciones, de largos procesos en busca de una acción, como fue la revolución, como único medio que acercará a la realidad un objetivo general: la libertad, en todos los sentidos que uno encuentre posible.

Con el poder monárquico hispano fuera del poder, tocaba poner manos a las obras en emprender el camino de modificaciones, que antes habían emprendido los norteamericanos o los franceses en sus territorios, en pos de asegurar la prevalencia de la libertad de la Nación por sobre todas las cosas. A lo largo de mayo y los meses y años que le siguieran por delante, varios cambios traerán nuevas maneras de hacer las cosas, desde la defensa de la patria hasta el sustento económico de la misma, destacándose uno muy importante, que sucedió con la siguiente frase que despertó al Rio de la Plata un 7 de junio hace 210 años:

“Rara felicidad la de los tiempos en que es lícito sentir lo que se quiere y decir lo que se siente”

Así, iniciaba su circulación el primer periódico patrio: la “Gazeta de Buenos Ayres”, fundado por el prócer y miembro del Primer Gobierno Patrio, don Mariano Moreno. Quién hubiera antes redactado la “Representación de los Hacendados”, donde defendía el trabajo rural y el libre comercio, y ahora como Secretario del nuevo gobierno, traía al Río de la Plata una nueva emancipación para el pensamiento argentino: la Libertad de Prensa.

Claro está, los pasos y objetivos para la conformación y la difusión de la nueva impresión tenían un contexto previo. Para empezar, no era el primer periódico como tal impreso en zonas rioplatenses: el “Telégrafo Mercantil” fue pionero en 1801, siguiéndole el año siguiente el “Semanario de Agricultura, Industria y Comercio”, de Hipólito Vieytes y a principios de 1810 Belgrano sacaría el “Correo de Comercio de Buenos Aires”; claro es, que la mayor diferencia fue que la Gazeta fue el primero impreso en lo que fueron las Provincias Unidas.

Así también, la visión del gobierno era de que además de ser una fuente de comunicación sobre los sucesos más importantes que acontecieran en suelo rioplatense, fuera así también la voz oficial del gobierno hacia la ciudadanía en general. Aunque en el futuro, los conflictos políticos del propio Moreno hacia con la Junta demostraría la batalla entre la libertad contra los intentos gubernamentales.

Claro ejemplo es cuando, durante un brindis hacia don Cornelio Saavedra, entonces la figura más importante dentro del nuevo órgano gubernamental, al día siguiente, Moreno decretaría y publicaría la famosa Supresión de Honores, que acababa con cualquier aclamación pública en favor de los integrantes del gobierno, porque como comentaría con motivo de ello “un habitante de Buenos Aires ni ebrio ni dormido debe tener impresiones contra la libertad de su país”, al ver que Saavedra propagara gritos de libertad al tiempo que hacía uso de algunos viejos vicios virreinales.

Sin embargo, el más grande de los conflictos vividos fue el debate sobre la estructuración del futuro país. En el medio de una océano de voces amoldadas al virreinato que proclamaban la creación de una monarquía, Moreno remaba en contra, como demostraría al publicar en la Gazeta “Sobre las miras del Congreso que acaba de convocarse y Constitución de Estado”, una serie de artículos donde bregaba  por una pronta reunión de una asamblea que dictase una constitución y estableciera una forma de gobierno, al sostener que la independencia sola no era suficiente, sino que una constitución debía garantizar la seguridad de las personas, tanto sus derechos como sus obligaciones, y favorecía una república moderada con equilibrio de poderes, a la usanza inglesa. Sería en vano: intentaría defender sus posturas sin ningún tipo de apoyo, y tras lo cual, renunciaría para dirigir la misión diplomática a Inglaterra, a la cual no llegaría, ya que murió en alta mar, en el barco que lo llevaba a la misma.

Desde 1938, año en el que se desarrolló el Primer Congreso de Periodistas y se sentaron los primeros escritos del Estatuto Profesional para la profesión, que sería sancionada en 1944 por el Congreso Nacional, establecería también que todos los 7 de junio se celebre el Día del Periodista, en homenaje al primer diario que funcionó en el país desde la etapa independentista.

Esta breve pero clara síntesis sobre los acontecimientos de Moreno como Secretario del gobierno, al mismo tiempo que defensor de la libertad, son suficientes para enseñar la importancia de contar con ella en la prensa y expresión. Sobre todo en estos confusos tiempos, donde la distracción masificada es el principal puntapié para el control masivo por parte del poder, es donde debemos recordar a don Mariano Moreno, y a todos los que siguiendo su obra, defendieron la invalorable libertad de poder decir y expresar lo que deseáramos, porque como escribiría John Stuart Mill, y cito:

“Si toda la humanidad menos uno, fuera de una opinión, y una, solo una persona fuera de la opinión contraria, la humanidad no estaría más justificada para silenciar a esa persona de lo que esa lo estaría, si tuviera el poder para ello, para silenciar a toda la humanidad”

Luchar contra la censura, sea cual sea su naturaleza, y cualquiera que sea el poder bajo el cual existe, es nuestro deber como ciudadanos libres, al igual que los llamados a la libertad en sí y de todo tipo. La historia de la civilización nos obliga a ser apasionados defensores de esa libertad, y considero que si alguien imaginara que puede demostrar que no necesita esa libertad, entonces sería como que afirme en público que yo, ni nadie, necesitáramos de oxígeno. Sin más que poder decir, no podría cerrar estos párrafos sin citar una magnífica frase como es la que pronunció Sir Winston Churchill, y cito:

“Una prensa libre es el guardián incansable de cualquier otro derecho que los hombres libres ganen; es el enemigo más peligroso de la tiranía. Donde los hombres tienen el hábito de la libertad, la prensa seguirá siendo el guardián vigilante de los derechos del ciudadano común.”

 

Justo Altavilla
Periodista

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