En los últimos años se ha observado una demanda, por parte de algunos sectores sociales, de separación entre Iglesia y Estado. “Iglesia y Estado asuntos separados” parecía ser el lema que, indefectiblemente, llevó a la reflexión, y en algunos casos, a la apostasía de muchas personas.
Sin embargo, el mismo afán de separación no se observa en la relación entre Ciencia y Estado, particularmente en estos tiempos en donde pareciera que es imprescindible: las cuarentenas se extienden en base a la autoridad de un equipo de epidemiólogos, dejando de lado otras dimensiones constitutivas de la problemática. Así, se plantea un falso dilema entre “vida” y “economía”, olvidando en todo caso que la “economía” también es una dimensión social, y por lo tanto, fundamental para la continuidad de la “vida”.
No se trata aquí de discutir el valor de la ciencia como tipo de conocimiento preponderante en la sociedad occidental desde la Modernidad. Es evidente su invalorable aporte para el progreso y su contribución al bienestar. Sin embargo, no está clara su utilización como medio de legitimación de las decisiones políticas. Pareciera que existe una especie de “falacia de autoridad” que da voz y voto a los científicos respecto de qué hacer en una situación que trasciende una mirada unidimensional o de una ciencia en particular.
Ya mencionaba Feyerabend la necesidad de separar Ciencia y Estado. Casi proféticamente, el filósofo indicaba en sus “Provocaciones Filosóficas”: “El asesoramiento de los expertos está mucho menos fundado en ‘la naturaleza’ de lo que generalmente se supone”. La ciencia no se limita a describir o explicar, sino que, según Feyerabend, también “crea condiciones de existencia y una vida adaptada a esas condiciones”.
Si a esto añadimos la cada vez más extendida injerencia estatal para el cumplimiento de la cuarentena, el caldo de cultivo del daño a la libertad individual está servido. En un mundo post pandemia ¿nos atreveremos a levantar la nueva bandera “Ciencia y Estado asuntos separados”?
Yanina Torres
Colaboradora de la fundación Club de la Libertad