No quiero socialismo

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Por: Franco Vallejos Torres (*)

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Cuántas veces vamos a repetir los mismos errores? ¿Cuánta hambre debe pasar Latinoamérica para comprender que toma decisiones equivocadas? Aldous Huxley nos responde con una frase: ‘’Quizás la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia’’. No cabe duda que Huxley tendrá razón hasta que cambiemos nuestros malos hábitos. América Latina no comprende que votar Justicia Social, redistribución a la riqueza y estatización de empresas es peor que venderle el alma al diablo, porque al menos, Lucifer cumple sus favores.

Los hechos no dejan de existir, aunque se los ignore, pero los miramos y nos quedamos quietos ante el avance del socialismo/comunismo en toda nuestra región y parece que las cartas no están a nuestro favor. Uno más bien podría quedarse citando ejemplos de la URSS o la China de Mao Tse Tung, pero quería poner el foco en los países que actualmente son socialistas/comunistas que hacen de su ideal y revolución contra el imperio un infierno para la población. Desde la escasez de agua potable en Venezuela hasta la preparación militar de niños en Corea del Norte, el socialismo se ha reinventado de tal manera que para las mentes débiles y caprichosas suena tentador un sistema que prometa igualdad, justicia y colectividad, todo esto acompañado de la palabra Social. Pero el verdadero peligro en esta discusión de ideas es la aceptación de los ideales comunistas creyendo el verso de Karl Marx: Dentro de una sociedad comunista correrán a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva. Realmente creen que en un sistema donde los medios de producción estén a manos del Estado, donde todos sus derechos serán garantizados por ley podrán tener su paraíso en la tierra. Lamentablemente es todo lo contrario.  Hoy en Venezuela viven con menos de tres dólares mensuales familias que, quizás habían apostado por la revolución de Chávez y continuada por Nicolás Maduro, se ven obligadas a reutilizar pañales, comer de la basura y deben militar para el partido chavista para obtener (quizás) un bolsón de comida y bidones de agua potable. Estamos hablando de un país que era potencia en petróleo y que tenía un millón de dólares por habitante y hoy, en pleno 2021, comen lo primero que encuentren en el estado que encuentren. En Venezuela existen hospitales públicos sin agua potable, que es tan importante para la higiene personal y sobre todo en esta pandemia, pero parece que la revolución no llego para eso.

’El comunismo es un cuento de hadas con 100 millones de muertos’’ decía en una nota para un medio Antonio Escohotado y debo darle la derecha por dicha frase. La transformación revolucionaria que ha tenido el socialismo en su conjunto es darle lugar a las mismas minorías que anteriormente detestaba (Incluso el mismo Marx).

Si algo nos ha enseñado el siglo XX (donde aún quedan consecuencias) es mostrarnos los caminos donde no tenemos que cruzar ni qué ideologías seguir, pero parece que nuestra arrogancia no nos ayuda a entender el verdadero problema. No hablo de censurar al comunismo como pasa en Polonia, ni mucho menos llamar a la violencia contra los disidentes de mis principios y valores, pero entiendo que debemos tomar al toro por las astas hasta cumplir con nuestro objetivo. Si por algo tenemos que pelear es contra la censura, la vigilancia; el uso de los más vulnerables para construir poder político y, sobre todo, luchar contra los argumentos colectivistas que tanto daño le están haciendo a nuestros países. Me niego rotundamente a la idea de que mi familia tarde o temprano deba militar un partido para obtener comida, me niego a la idea de que mi salario no alcance para comprar un paquete de leche, me niego a la idea de no poder consumir agua potable y sobre todo, me niego a la idea de que me quiten la libertad. Hoy el término libertad tiene muchísimo sentido y debemos tomarlo literal, vivir libre de coacción y dejarnos fluir por la cooperación social que siempre está presente sin necesidad de meter ideologías que tanta sangre han derramado en el siglo pasado. Hoy quiero ser libre y ser feliz, no quiero socialismo.

‘’El hombre (cada hombre) es un fin en sí mismo, no el medio para los fines de otros. Debe existir por su propio esfuerzo, sin sacrificarse a otros ni sacrificar a otros para sí mismo.

Ayn Rand.

(*) Franco Vallejos Torres

Empleado de comercio exterior y Conductor de radio

Celular: +54 9 2966 27-4954

E-mail: franco.vallejostorres9@gmail.com

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