Sobre la Libertad de Expresión

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Por: Lisandro Leiva (*)

Durante estos días, en España, dos sucesos han causado un enorme revuelo internacional. Me estoy refiriendo al encarcelamiento de Pablo Hasél y a los inmorales dichos de Isabel Peralta. Mucha gente ha estado pidiendo la libertad del primero, y el rápido encarcelamiento de la segunda. El porqué detuvieron a uno y quieren presa a la otra será sobre lo que trataremos hoy.

Primeramente, hablaré de la polémica sobre el caso del rapero español Pablo Hasél. En resumen, Hasél fue detenido por unos tuits escritos entre el 23 de marzo de 2014, y el 1 de abril de 2016. La justicia española lo acusa de “promover el terrorismo’’, aunque una vez desmenuzado este argumento, se cae a pedazos. No es ningún secreto (es más, está a la vista de todos con solo ver el nombre de sus canciones) que Hasél no es ningún defensor o representante de las ideas liberales; es claramente un socialista. Aunque esto necesariamente no debe echar bajo tierra algunos planteamientos reales que se encuentran en sus dichos por la red social Twitter, como lo pueden ser ‘el abuso policial en algunas situaciones’ o ‘la correlación de España con el gobierno de Arabia Saudita, y la relación recíproca de estos últimos con Osama bin Laden y los atentados del 11 de septiembre de 2001’. Ahora bien, una amenaza, en términos estrictamente morales, no es una violación a los derechos del individuo. Justamente, cuando hablamos de derechos del individuo, me refiero a los Derechos Naturales, es decir, aquellos derechos inherentes al ser humano que todos y cada uno poseen por el simple hecho de serlo; y estos derechos son los siguientes: el Derecho a la Propiedad Privada (cuerpo, mente y posesiones voluntarias y pacíficamente adquiridas), el Derecho a la Libertad (que puede ser tanto a nivel individual, económico y político) y el Derecho a la Vida, es decir, el derecho de hacer tu proyecto de vida como quieras. Yendo directo a la cuestión, el encarcelamiento de Hasél por parte de la justicia española es inmoral, ilegítimo y no tiene ninguna base sobre la definición original de Derecho, que es ‘’dar a cada uno lo suyo (Derechos Individuales)’’; puedes o no compartir los dichos del rapero, pero no puedes pedir su encarcelamiento por cuestiones tan inofensivas (jurídicamente hablando) como lo es el accionar de escribir un tuit.

El segundo caso del cual hablaré es sobre el referido a la joven de 18 años llamada, como expuse más arriba, Isabel Peralta. Resulta que el día 17 de febrero, esta ‘’referente social’’ dio un discurso de carácter estatista de derecha, más precisamente, relacionado al fascismo y al nacionalsocialismo. En él, la española decía frases antisemitas, nacionalistas, racistas, tradicionalistas y antidemocráticas. Esto, como es evidente, causó el malestar de mucha gente y pedían el rápido encarcelamiento de la mujer. Es obvio que, por lo menos desde el ámbito social, los sucesos fueron analizados puramente desde una perspectiva ideológica y no relacionada a la justicia. Digo esto porque mientras que desde el sector socialista / comunista pedían la liberación de Pablo Hasél, al mismo tiempo buscaban el encarcelamiento de Peralta; y viceversa desde los sectores más conservadores / nacionalistas en relación a lo ocurrido con ambos sujetos. Con todo esto quiero decir que, en vez de ver los sucesos desde una posición partidista, se vean desde unas bases cercanas a la ‘igualdad jurídica’ y a la ‘ley natural’, según las cuales, como se ha mencionado previamente, todos tenemos derechos por el simple hecho de haber nacido como seres humanos.

A modo de conclusión diré qué, afirmativamente, tanto los dichos de Peralta, como de Hasél, pueden parecerte (y en gran parte, ambos lo son) inmorales e ignorantes de muchas formas. Pero lo que se debe entender, es que esto forma parte de la libertad individual, me refiero a la libertad de expresión, la cual todos debemos poseer. Esto no quiere decir, ni mucho menos, que debas estar ‘’moralmente obligado’’ a estar de acuerdo con los dichos de cualquier persona; simplemente significa que la gente está en todo su derecho de expresarse con los dichos, frases o las oraciones que le vengan en gana, siempre y cuando, no vulnere y agreda los derechos naturales de la otra persona, siendo esto último un ataque directo, puesto que es coercitivo e ilegítimo.

(*) Lisandro Leiva

Liberal Libertario

Estudiante de Educación Secundaria

Miembro del equipo de Artículos del Club de la Libertad

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