El Estado, el cuidacoches gigante de la sociedad

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Todos y cada uno de los individuos nos vemos sometidos constantemente a una problemática común: los cuidacoches, normalmente las personas que ejercen este tipo de “trabajos” son las mismas que viven esperando a que el estado solucione todos los inconvenientes de su vida, solicitan presencia del estado hasta por el mas mínimo golpe que reciben en el dedo del pie.
Sin dudas todos fuimos coaccionados por algún que otro cuidacoche en cualquier circunstancia de la vida diaria, quien más quien menos al ir a un bar, realizar gestiones en el microcentro o inclusive salir a bailar nos vimos en involucrados a una generosidad obligada de abonar por este servicio que no solicitamos ni pretendemos utilizar. Abonamos un costo excesivo por un servicio no cumplido, en la mayoría de los casos luego de abonar, los cuidacoches se “esfuman” así como lo que puede llegar a ser tu último centavo del mes.
La analogía del cuidacoches y el estado queda de esta forma representada en su mismo concepto. El estado funge su función de cuidacoches mediante su arma infalible, los impuestos. Bien sea por cualquier tipo de actividad económica que realices te ves “voluntariamente” obligado a pagar el 10% del costo final del bien, recaudación que va arcas del estado.
El presupuesto general de Gastos del Paraguay asciende en el año 2018 a 13.283 millones de dólares en donde el 73% según fuentes de la cartera económica es destinado al pago de salarios. Cifras realmente alarmantes para todos aquellos contribuyentes quienes tributamos y pagamos los impuestos para ver como nuestro dinero es rifado. Esta es la consecuencia de tener un estado gigante, la teoría afirma que a través de los impuestos se estaría financiando salud, educación, seguridad, asistencia social, justicia y otras cuestiones sociales, pero es bien sabido debido a los últimos casos de corrupción que han salido a la luz últimamente cual es el verdadero final de nuestros impuestos.
La solución es sencilla, la privatización de la salud y la educación supondría la reducción de una parte amplia del presupuesto general de la nación, no menos importante, la privatización de la seguridad reduciría considerablemente tanto los niveles de inseguridad como de corrupción en los aparatos estatales.
El estado se asemeja a un cuidacoches gigante, mediante el cobro de impuestos te obliga a abonar por un servicio el cual no solicitaste ni al cual quieres acceder y como todo buen cuidacoches, a la hora de asumir responsabilidades se cruza de brazos si no se desaparece del mapa, es un estado gigante, pero nada presente en las responsabilidades con las cuales se compromete.
Citando a Javier Milei “¡No Hay Que Subir Impuestos! ¡Hay Que Bajar El Gasto Publico!”, es la única manera de poder realizar un control del destino final de nuestros impuestos, la mejor manera de vigilar al gran cuidacoches
que tenemos como Estado.
Gabriel Mayeeregger- Asuncion Paraguay

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