Por: Edgardo Carballo Sawula.
La Declaración de la Independencia de EEUU merece apreciaciones desde varios aristas. En ese intento de entenderla, John Adams ilumina en las postrimerías de sus días y expresa que “La revolución se llevó a cabo desde antes que empezara la guerra. La revolución estaba en el corazón y la mente del pueblo«.
Efectivamente, los primeros pobladores ingleses en territorio americano, llegaron, poblaron y se afianzaron en virtud de normas morales de respeto, tolerancia, libertades, el comercio, y principalmente, en el autogobierno, como requisito necesario para mantener estos valores que rápidamente los condujo a la opulencia y prosperidad.
El Pacto del Mayflower constituyó la primera piedra de un sistema de autogobierno, limitado solo por sus propias leyes y basado en la representación política. Un sistema que fomentó la creación de asambleas legislativas en cada colonia y el desarrollo de una actividad política local que hizo de “los colonizadores» herederos de la tradición del hombre inglés en su larga lucha por la libertad política, y con derecho a gozar de todos los beneficios de la Carta Magna y del derecho consuetudinario.
Esto fue cimentando la identidad americana, que se sentía libre de todo lazo, pues solo pretendían más libertades y menos restricciones y gravámenes que eran ruinosas para sus comercios y atentaban a su propiedad privada.
La Metrópoli venía imponiendo impuestos a las trece colonias, pero los mismos se recrudecen hasta que se vuelven inaceptables, como la “Ley del Timbre” que se aplicaba a las colonias a todo panfleto, publicación, documentos privados negociables, como arriendos, lo que significó un levantamiento de los abogados de las colonias aduciendo que no hay “tributación sin representación”. Esto abre una instancia en la opinión pública de las colonias, en donde se va instalando sistemáticamente que las trece colonias sólo debían subordinación al Rey Jorge III y no al Parlamento Inglés (Cámara de los Comunes), porque al no estar representadas las colonias en el Parlamento mal pueden establecer impuestos.
Se desata en Boston la “cuestión del té” en donde se obligaban a los colonos, para poder importar el té de indias, a pagar un elevado impuesto, lo que provocó que los locales no dejaran amarrar los barcos con cargamentos, entendiendo la corona que la voluntad de los colonos no se iba a doblegar. Para entonces la suerte estaba echada, o vencer o someterse.
Se reúnen las colonias en un Primer Congreso Continental en donde se analiza la situación de las comunidades y se declara “leyes intolerantes” a las “leyes coercitivas” impuestas por la corona, a pesar de todo, se le envía mensajes con posibilidad de diálogo al Rey Jorge III, respondiendo con absoluto rechazo.
En 1775, en el Segundo Congreso Continental, se declara la necesidad de constituir un ejército continental designándose a George Washington quien dará batalla a todos los intentos de la corona de avanzar sobre territorio de las trece colonias.
En enero de 1776, Thomas Paine, el teórico político y escritor radical que llegó de Inglaterra, publicó el folleto de 50 páginas titulado Common Sense (Sentido común). En menos de tres meses se vendieron 100.000 ejemplares. Paine propuso dos opciones: “seguir sometidos a un rey tiránico y un gobierno desgastado o buscar la libertad y la felicidad como república independiente y autosuficiente”.
Las esperanzas por la reconciliación comenzaron a disminuir entre los colonos, pues a principios de 1776 el apoyo público a la independencia se había fortalecido, quien encabezaba esta fuerte corriente de pensamiento independentista fue John Adams, a cuyo cargo estuvo no solo la motivación a la emancipación, sino que redactó el preámbulo del Congreso.
En abril se presenta la resolución que sentenciaba: “Resolvemos, que estas Colonias Unidas son, y deben serlo por derecho, Estados libres e independientes, que quedan libres de toda lealtad a la Corona británica, y que toda vinculación política entre ellas y el Estado de la Gran Bretaña queda, y debe quedar, disuelta totalmente”.
En principio no tuvo mucha receptividad dado que muchos colonos creían lograr la independencia de manera dialogada con Jorge III.
Se logró que se conforme el “comité de los cinco” al que se delegó la redacción del Acta de Emancipación. Se confió a Thomas Jefferson quien en un borrador, ha escrito un texto de base moral y jurídica que ha marcado la historia del constitucionalismo moderno, ha explicado los motivos de la emancipación adoptado por las colonias libres, basado en el derecho natural.
En el Documento de la Independencia se delinea la cosmovisión moral y doctrina política de la libertad: “todos los Hombres son creados iguales, que su Creador los ha dotado de ciertos Derechos inalienables, que entre ellos se encuentran la Vida, la Libertad y la Búsqueda de la Felicidad. Que para asegurar estos Derechos se instituyen Gobiernos entre los Hombres, los cuales derivan sus Poderes legítimos del Consentimiento de los Gobernados».
Todos somos creados por igual, según la definición de nuestros derechos naturales, por lo que nadie tiene derechos superiores a los de los demás, nacemos con estos derechos, no los obtenemos del gobierno. Los poderes del gobierno provienen «del Consentimiento de los Gobernados», cuando el gobierno atenta los fines de sus gobernados, estos pueden recuperar la soberanía, los Fundadores delinearon los fundamentos morales para una sociedad libre.
Es claro que no solo la Carta Magna de 1215 de Inglaterra ha influido en cada habitante de las colonias, además, los Padres Fundadores se basaron en las ideas de John Locke (Segundo ensayo sobre el Gobierno Civil) en donde se le pone límites al gobierno permitiendo el ejercicio de la libertad del pueblo, el derecho a su vida y a la búsqueda de su felicidad que no es otra cosa que obtener sus propiedades en mérito a su esfuerzo.
Merece la pena destacar que, no obstante este importantísimo documento por el cual se puso fin al lazo político con la Metrópoli, en los hechos siguieron los enfrentamientos armados con Inglaterra hasta el tratado de Paz en París en 1783, en donde Jorge III reconoce la independencia de las trece colonias.
Por lo que claramente, hubo una independencia en el alma y los corazones de cada uno de los colonos, aun antes de la aprobación del Documento de Independencia ocurrido el día 04 de julio de 1776, y, que finalmente, se logra la emancipación definitiva, con el tratado de paz mencionado.
El texto de la Declaración de la Independencia ha sido materia de inspiración de muchas otras gestas independentistas, como “La Declaración de los Derechos del Hombre” en 1789 en Francia, e incluso, su espíritu estuvo presente en los diferentes representantes que proclamaron la independencia en la Argentina el 09 de julio de 1816.
EDGARDO CARBALLO SAWULA
Director Club de la Libertad