«Los pobres son pobres porque quieren»

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Por: Franco Vallejos Torres (*)

 

 

 

 

 

 

 

 

‘’Los pobres son pobres porque quieren’’. Alguna vez has escuchado esta frase en algún grupo de amigos, familiar o de trabajo. Dicha frase abre un paraguas de prejuicios a los individuos que por amplias razones no pueden estar en el mercado formal, o más bien, viven de un trabajo precario o cobran un salario en negro. Se dice que los individuos se fueron haciendo menos productivos (en criollo: no tienen ganas de trabajar) porque sienten un bienestar artificial gracias a las dadivas del Estado. Para ser más claro, el clientelismo es la consecuencia de que los individuos quieran quedarse cómodos en sus casas y vivir de la teta del Estado y de la espalda de los productivos.  Actualmente, los beneficiados por planes sociales rondan entre los 19 millones de personas, mantenidas por 8 millones del sector privado (registrado), haciendo esto una gran mochila para nuestro atlas que cada día se hace más grande por los esfuerzos fiscales que deben hacer los empresarios, comerciantes y emprendedores. Más allá del maquillaje que el Estado quiera poner en sus discursos relacionados a la justicia social y redistribución de la riqueza, no queda duda que esta es una situación insostenible e inmoral y sobre todo ineficiente. La frase de que los pobres son pobres porque quieren es un error, el foco que veo yo es: porque pobres nos quieren.

Es cierto que existe un sector mantenido que trata de hacer todo lo posible para no perder los beneficios del Estado, como, por ejemplo: pedir trabajar en negro para no perder los planes. Pero este no es el caso en cuestión y vamos a enfocarnos en que de verdad quieren mantenerse pobres para seguir viviendo del Estado.  Como sabemos, los seres humanos nos movemos por incentivos y tratamos de tomar las mejores decisiones para mantener un estándar de vida sano y digno buscando el progreso y crecimiento de nuestras habilidades y riquezas, pero ¿Qué pasa cuando viene un burócrata de turno prometiéndote bienestar sin mover un dedo porque es tu derecho? ¿Qué pasa si su discurso te quita toda culpa de tus malas decisiones porque los empresarios son los que se llevan toda la riqueza y no le dan nada a los más necesitados? Más allá de que sientan que estas cuestiones triviales no mueven las fichas, están equivocados.

Alguna vez escuché lo siguiente: El orden espontáneo de la sociedad demanda planes sociales y no empleo. Bien, es un buen punto porque es cierto, tenemos una sociedad que demanda Estado, pero está faltando un pequeño gran detalle, si la gente está demandando Estado es porque no hay empleo y si no hay empleo es porque no están dadas las condiciones de generarlo por lo caro que es poner a alguien en blanco o la inviabilidad impositiva o porque no respetan la propiedad privada (prohibiendo despidos, juicios laborales, aprietes sindicales, aprietes estatales, etc.). Gracias a todas las cuestiones antes mencionadas podemos observar que objetivamente es obvio que la sociedad demandará Estado cuando el sector privado (asfixiado por el Estado) no puede sustentar lo puestos de trabajo, pero ¿si fuera al revés? Si la sociedad demandara más flexibilidad, menos impuestos y menos regulaciones quizás la situación seria diferente, pero ¿Por qué sucede lo contrario?

Sucede lo contrario porque fue aprovechado por los sectores de una extrema izquierda que utiliza los discursos empáticos, más emocionales y sobre todo que abrazan a las mentes más débiles; demás está decir que el discurso de la igualdad y el ‘’derecho a todo’’ mantienen a la gente más dócil y servil a fines que desconocen. Bur5tscan igualdad atacando a los productivos para convertirlos en votantes dóciles y serviles a gobiernos que buscan una igualdad hacia abajo, tal como pasó en Cuba y Venezuela.  El pobre no es pobre porque quiere sino porque lo desean así, obviamente, no voy hacer ojos ciegos de los empresarios maltratadores que pagan dos pesos con cincuenta la hora y quizás ni pagan por el laburo actuado. La única solución ante esos casos es aumentar la competencia, aumentando la oferta de trabajo y que haya salarios competitivos donde el trabajador opte por donde más le convenga. Pero eso no significa que no quiera laburar, significa que los incentivos en determinados trabajos son tan pocos que terminan optando por utilizar los planes sociales como salario, me gusta poner este ejemplo porque es claro: si tenés la posibilidad de trabajar 8hs al día y cobrar 30 mil pesos mientras que con un plan social más la tarjeta alimentar tenés 22 mil pesos, por motivos obvios, el individuo va a optar por cobrar un plan social porque no hay demasiada distancia entre lo que trabajaría (sin estar en un ámbito de competencia) y lo que El estado le ofrece (mayormente por un voto). El trabajar o no se ve perjudicado por el mismo Estado, porque mientras más gente pierda oportunidades por la falta de oferta laboral o evita caer en una explotación por falta de competencia, siempre va a caer en las garras del Estado. En conclusión, el pobre no es pobre porque quiere, sino que es pobre porque lo quieren pobre.

(*) Franco Vallejos Torres

Empleado de comercio exterior y Conductor de radio

Celular: +54 9 2966 27-4954

E-mail: franco.vallejostorres9@gmail.com

 

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