
Por Miguel Pacella (*)
Después de una feroz campaña ideológica, de una cobertura (creo) sin precedentes en los medios y redes sociales, lamentablemente se sancionó la Ley Nº 27610, llamada eufemísticamente “de interrupción voluntaria del embarazo”. Digo lamentablemente porque (aun prescindiendo del desacierto conceptual básico, de todas las objeciones éticas, morales y humanistas) porta en su texto muchas falencias, algunas –incluso- de gravedad constitucional.
Por razones ...
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