
Por: Hana Fischer (*)
Debo ser un bicho raro porque el recorrido de mi admiración por Mario Vargas Llosa tuvo un curso fuera de lo común.
Desconocía la obra de Mario hasta que me topé con una de sus “Piedra de Toque” cuando vivía en Venezuela, en la época en que ese país era rico, despreocupado y democrático. No me acuerdo si fue en El Universal o El Nacional -los dos grandes periódicos de entonces- pero sí que era domingo, cuando uno dispone de mucho tiempo para leer. Esos dos medios ...
Más