Por Mercedes Beatriz Arostegui
Nunca una fecha ha sido suscitadora de eternas y variopintas polémicas y debates, desde el por qué de su existencia, pasando por su nombre, hasta llegar a cómo celebrarla o no. Por supuesto que me refiero al histórico día donde se conmemora anualmente el aniversario de la llegada al continente americano de expedicionistas europeos, marcando el inicio de una nueva era histórica para el mundo; una fecha tan simbólica pero tan llena de discusiones, al punto de que a la misma se le han puesto tantos nombres que ya siquiera solo se la conoce como “el 12 de Octubre”.
El 12 de octubre se conmemora, exactamente hablando, el momento histórico en que una expedición española, al mando del inconfundible Cristóbal Colón, llegaría por primera vez al continente, pisando lo que actualmente son las costas de Guanahaní, Cuba y Santo Domingo. Así comenzaba un nuevo capítulo para el actual continente americano: luminoso y heroico en muchos aspectos, como también sombrío y atroz en tantos otros, de un advenimiento tan sorpresivo como inesperado para las poblaciones de un continente descubierto para la historia, de una gesta marítima única en el devenir de esos siglos.
¿Pero cómo fue que el descubrimiento de América pasó a ser una celebración masiva? Nace por creación del exministro español Faustino Rodríguez-San Pedro, como presidente de la Unión Ibero-Americana, que pensaba en una celebración que uniese a España e Iberoamérica, para lo que difundiría desde la institución que presidía una activa propaganda en 1913 para que se conmemorase la fecha del descubrimiento de América, en forma que a la vez de homenaje a la memoria del inmortal Cristóbal Colón, para exteriorizar la intimidad espiritual existente entre la Nación descubridora y civilizadora y las formadas en el suelo americano, entonces prósperos Estados; fue así que la entidad celebró por primera vez la “Fiesta de la Raza Española” en 1914 y en 1915 se celebró como “Día de la Raza” en la Casa Argentina de Málaga, y desde 1917 el Ayuntamiento de Madrid asumió la celebración de la “Fiesta de la Raza” en la capital de España; se transformaría en fiesta nacional por ley del Monarca Alfonso XIII, el 15 de Julio de 1918.
Por su parte en 1917, Hipólito Yrigoyen, presidente de la República Argentina, declaró ese día fiesta nacional. Aunque el decreto no le da un nombre específico, la prensa y la costumbre impusieron el de Día de la Raza, “aunque no todos los que allí aplaudíamos la sustancia de la fiesta estábamos de acuerdo con el nombre con que se la designaba”, en palabras del periodista argentino Ernesto Mario Barreda; luego el nombre “Día de la Hispanidad” –y el propio vocablo hispanidad– fue propuesto a fines de los años ‘20 por Mons. Zacarías de Vizcarra (sacerdote español, residente en Buenos Aires) al periodista Ramiro de Maeztu (por entonces, embajador de España en Buenos Aires), ya que consideraba “poco feliz y algo impropia” la denominación “Día de la Raza”. El nuevo nombre fue paulatinamente reemplazando al antiguo en España (pero no así en América), hasta que el 10 de enero de 1958 es oficializado por decreto de la Presidencia del Gobierno.
Pasaría a llamarse así luego de que la ex presidente Fernández (Viuda) de Kirchner firmara el decreto 1584/10. «Se modifica la denominación del feriado del día 12 de octubre, dotando a dicha fecha de un significado acorde al valor que asigna nuestra Constitución Nacional y diversos tratados y declaraciones de derechos humanos a la diversidad étnica y cultural de todos los pueblos», se lee en los considerandos. Hasta entonces, el 12 de octubre se conmemoraba el “Día de la Raza”. En todos los países hispanoamericanos se recuerda en esa fecha, la llegada al continente americano de la expedición liderada por Cristóbal Colón.
Actualmente con el nombre de “Día del Respeto a la Diversidad Cultural Americana”, se busca promover desde distintos organismos una reflexión permanente acerca de la historia y encaminar hacia el diálogo para una diversidad cultural, como también allí están en pie la promoción de los Derechos Humanos de nuestros pueblos originarios, como lo marca la Constitución Nacional en su articulado sobre la igualdad de las personas, dándole la garantía del respeto a la identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural.
En 2007 el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) presentó un proyecto por el cual se proponía cambiar la denominación de esa fecha por “Día de la Diversidad Cultural Americana”. Pasaría a llamarse así luego de que la ex presidente Fernández (Viuda) de Kirchner firmara el decreto 1584/10. «Se modifica la denominación del feriado del día 12 de octubre, dotando a dicha fecha de un significado acorde al valor que asigna nuestra Constitución Nacional y diversos tratados y declaraciones de derechos humanos a la diversidad étnica y cultural de todos los pueblos», se lee en los considerandos.
Es curioso que se piense que por modificar el nombre de una festividad, por arte de magia se soluciona con un chasquido de dedos la desastrosa situación de muchas de las poblaciones originarias de nuestro país. Porque no olvidemos que fue durante la misma administración que “igualó” las relaciones entre pueblos lo que tuvo lugar la muerte de Nestor Femenía, niño Qom fallecido por inanición; la misma administración que se negó a recibir a dicha comunidad ante sus reclamos por mejoras de su condición de vida; administración del mismo color político que la actual, que por ejemplo permitió un brote de Coronavirus en el Barrio Toba de la capital del Chaco. Que no nos vendan peras por manzanas, señoras y señores: el discurso de la “igualdad” no es más que una excusa estatal para así quedar políticamente bien ante el resto de la sociedad, ajena a las penurias y mal pasares que hasta hoy día no se les resuelven a nuestros hermanos de la tierra; por respeto a ellos, a no olvidar, nunca, porque Santayana ya lo dijo: “el que olvida su historia está condenado a repetirla”.
Mercedes Beatriz Arostegui
Directora y Docente