Decreto presidencial: se duplica la indemnización por despido y ¿cambiará realmente algo? Por Octavio H. Cejas

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Lo que hoy hemos presenciado, con el nuevo decreto del Presidente Fernández, no es nada más, y nada menos, que un nuevo parche que, a priori, podrá parecer bueno, pero que se verá, no cambiará al problema de base, que incluso podría agravarse.

Citando al gran Herbert Spencer: “medimos la responsabilidad de los legisladores por los errores que cometen de un modo mucho más indulgente” y, debe aclararse, que esta cita viene luego del ejemplo del farmacéutico que indica mal un medicamento y produce la muerte de su paciente. Él entendía que la actitud del legislador, que comete un error para el cual debía estar preparado, no siéndole posible excusarse por error, era incluso más grave que el caso del farmacéutico, puesto que los legisladores afectan a un mayor número de personas.

Este decreto es esencialmente un error por parte del Presidente (y cualquiera que se lo haya recomendado). El informe de la consultora Abeceb en 2017, dice que en Argentina el costo laboral por hora es de 11 dólares, con una rentabilidad de 8,6 dólares por hora, siendo el peor país encuestado. Este estudio revela que lo perjudicial para nosotros, no es realmente el valor salario del trabajador (puesto que en Suiza, el costo es 40 dólares por hora, pero su rentabilidad sube a 83 dólares la hora), sino que concluye que lo que realmente genera que exista el desempleo o la mala producción, haciéndonos poco competentes con el resto del mundo, se debe a una serie de cuestiones, entre ellas: la rigidez laboral (como una vez dijo el Dr. Julián De Diego en su manual de Derecho Laboral, parece que la ley equipara al trabajador a la par de un menor de edad), la inestabilidad macroeconómica y sus altos costos no salariales. Otro dato a tomar en cuenta: nuestros costos laborales son los más altos respecto de todas las economías emergentes encuestadas. ¿Cómo puede un empresario invertir en nosotros, si realmente le conviene cualquier otro lugar para hacerlo?

Este decreto, que duplica la indemnización por despido, no hace más que hacer aún más rígida la ley, subir los costes laborales y, por ende, desincentivar la inversión.

Quien asesore en materia económica al actual presidente, que le haya recomendado dar rienda suelta a tan estricta medida, encaja perfectamente en lo dicho por Hazlitt: “el mal economista solo ve lo que se advierte de modo inmediato, mientras que el buen economista percibe también más allá. El primero, tan solo contempla las consecuencias directas de la medida a aplicar; el segundo no desatiende las indirectas y lejanas.” Y aplicado a este caso, quien ideó la medida, solo logra ver el efecto directo de la misma (que no se despida gente por los próximos meses), pero ignora el efecto indirecto de ella, el cual, a mi parecer, es mucho más importante: esta medida frena el incentivo a otorgar empleo! Al elevar los costos laborales (la indemnización), se logra que el empleador no sienta ningún atractivo por invertir, generado que sea cada vez más difícil conseguir trabajo. Si bien la norma aclara que esta doble indemnización no regirá para los contratos de trabajo celebrados con posterioridad al decreto, la realidad es que dada su rigidez se genera un cierto “miedo” o incertidumbre en el Mercado, produciendo un cierto temor a quien pensaba invertir y haciendo que, como mínimo, lo reconsidere.

Ya lo decía el mismo Karl Marx: “el salario lo determina la lucha entre dos enemigos: el capitalista y el trabajador. El capitalista puede aguantar más tiempo sin el trabajador, que éste sin él.” Los empresarios sobreviven sin contratar gente pero… ¿puede un empleado sobrevivir sin trabajar? Argentina necesita generar empleo, y para ello, se necesita crecer, algo que solo será posible en la medida en que sea rentable. Estas medidas, que parecen defender las causas correctas y a las personas correctas, solo terminan perjudicandolas. Es momento de recapacitar, de parar con la idea de que estos parches servirán para algo; ya es hora de buscar arreglar los problemas de fondo, porque quizás ya sea tarde, y no lo niego, pero siempre es mejor tarde que nunca.

 

Octavio H. Cejas, estudiante de Derecho, UNNE
Coordinador del Equipo de Artículos, Fundación Club de la Libertad.

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