Un emotivo discurso a la razón liberal

En este momento estás viendo Un emotivo discurso a la razón liberal

Por Sebastián Ezequiel Galeano

 

Antes que nada, espero que la mayoría de lectores entienda que el presente artículo está destinado a aquellos, “autopercibidos” como liberales, ya sean clásicos, minarquistas, libertarios, anarquistas, estatistas o la etiqueta que más prefieran colocarse (curioso cómo nos gusta utilizar etiquetas para caracterizar a individuos olvidándonos de eso, que son individuos).

Es de público conocimiento la situación que estamos atravesando particularmente en nuestro país, una economía ya en estancamiento y encima ahora agravada por la situación de confinamiento obligatorio de un sector mayoritario de la población que produce y de esa manera incentiva al crecimiento económico del país. A fines de tratar de entender mejor de qué se trata lo anterior el siguiente gráfico muestra la variación del PBI real (esto es limpiando el efecto del aumento generalizado y sostenido de precios).


Figura 1 – PBI expresado en términos reales

 

Como podemos apreciar, de seguirse esa tendencia veremos un decaimiento del PBI en términos reales, significando no solo un aumento de la pobreza sino también una disminución de la calidad de vida del país, con su consiguiente aumento de la inflación y del desempleo.

A eso se le suma la cuarentena establecida por muchos gobiernos a lo largo del mundo, muchos no tardan en etiquetar a quienes consideran que es sensata la medida, de ser enemigos de la causa y realmente no ser verdaderos “liberales” sacando el instrumento que ellos mismos se armaron para poder medir y comparar unos a otros. Sin embargo parece ser que la razón ya no interesa, interesa más el hecho de sentir que uno conoce la verdad y poder decir a los demás “sos estatista” “te están manipulando” para así con un sentimiento de felicidad e inflando el pecho sentir que uno hace lo correcto y más aún “siendo coherente con lo que piensa”. Sin embargo, como sabemos, la única verdad es la realidad.

Si nosotros tomamos únicamente los datos de argentina (que dicho sea de paso son muy pocos realmente), estimamos una tendencia que se aproxime a los datos originales y suponemos que el gobierno no adoptara las medidas que decidió tomar hoy, veríamos un comportamiento de la curva de contagios de la siguiente manera:

                                    Figura 2 – Elaboración propia con base a los datos de “Center for Systems Science and Engineering (CSSE) at JHU”

 

Si nosotros tomamos en cuenta estos datos, y establecemos que a partir del 3 de marzo del presente año se produjo el primer contagio y teniendo en cuenta que este gráfico se extendió hasta el 21 de abril; en 48 días tendríamos una tasa de contagios del 6,26E+05 % (expresado en notación científica).

Si bien es cierto que hay un límite de contagios, no es para nada esperable que se dé cerca del 21 de abril, (el gráfico es a modo demostrativo y conceptual, para demostrar como es el comportamiento de los contagios por el paso del tiempo). Todo esto quiere decir que si el gobierno no hubiera tomado ninguna medida y todo seguiría igual veríamos un disparo de la curva de contagios.

Para una explicación técnica detallada invito a visualizar el siguiente artículo (https://altmedia.com.ar/portal/covid-19-en-argentina-escenarios-y-politicas-publicas/).

Ahora bien, ¿qué tiene que ver esta situación con una reflexión acerca del liberalismo? Yo diría que si no es todo al menos una gran parte; más allá de los juicios de valor que uno pueda hacer acerca de los individuos que proponen las medidas, creo yo que algo tendríamos que sospechar en el hecho de que haya un consenso casi unánime de especialistas y profesionales de la salud (entre otros) en este tema. Después de todo la ciencia también se hace en base a consensos, por ejemplo hay quienes sostiene como Thomas Kuhn que la ciencia se hace a base “de conflictos” en los paradigmas reinantes de la ciencia, o como Lakatos que da mucha importancia al contexto histórico o socio cultural en que se estableció como verdadera una teoría científica; es ahí donde surge el concepto de “pretensión de objetividad” como uno de todas características que definen a lo que es ciencia.

Por lo que no podemos simplemente pretender que llegamos a la verdad cuando ni siquiera la herramienta que se supone nos acerca a ella nos la puede otorgar, si podemos pretender que nos aproximamos a ella y eso es lo que hoy se conoce como ciencia.

Desde luego que esta no es una gripe común o comparable con otras enfermedades o virus, por la simple razón de que no existe una cura conocida por el momento sumado a su agresividad y a la potencialidad de contagio que posee, por lo que la solución no es simplemente no “parar la economía” dado que si hoy no paramos la economía nos veríamos u obligados a “parar” en el futuro o bien veríamos destruido toda la riqueza que se vio construida dado el avance de la enfermedad (la historia no perdona, y es algo que ya paso en otras pandemias y epidemias globales que ocurrieron a lo largo de la historia).

La solución sin embargo no es sencilla, creer que podemos dar pausa a nuestra producción pretendiendo que sea igual a una película, que en un instante la podemos parar y momento después continuar desde donde la dejamos es simplemente ingenuo. Pero dada esta situación me gustaría aplicar un poco de casuística.

 

LA CASUÍSTICA

La casuística es el razonamiento basado en casos en contraposición al razonamiento basado en principios, es un “instrumento” de la ética aplicada.

Si la economía no se debe parar por nada del mundo, y el gobierno no debe intervenir dado que por principio el accionar del estado es malvado entonces en las crisis de 1929 y la del 2008, el gobierno no debería haber hecho nada, con la consiguiente destrucción de riqueza producto de esa crisis.       Por cuanto en esta situación, si nos basamos en un razonamiento de principios la destrucción de riqueza producto de la cuarentena no debería importar por tanto no importaría que económicamente estemos peor dada la cuarentena, porque el principio desde el cual partimos es que el accionar del estado es “indeseado”.

Ahora bien, si el punto de partida es la preservación de la riqueza, en las crisis antes mencionadas (así como en las otras crisis de la historia de la humanidad) el gobierno debería evitar la cuarentena y a su vez fue correcto rescatar a las empresas en las crisis de 1929 y 2008.

Vemos como un razonamiento basado en principios morales inflexibles nos lleva a una contradicción inherente cuando queremos trasladarlo a todos los casos por igual. Con esto no estoy queriendo defender el accionar del estado, intento no dar un juicio de valor sobre todo porque sería llevar al límite mis conocimientos y habilidades actuales forzando pensamientos; sino simplemente acercar a mis liberales cercanos a una reflexión profunda de los principios y pensamientos acerca de la realidad.

 

LA EMOCIÓN VS LA RAZÓN

Pretender que la emoción es contraria a la razón y uno no toma decisiones desde la emocionalidad es simplemente ignorar el hecho de cómo se produce la toma de decisiones de las personas. Desde luego que las emociones y los sentimientos son el motor de las decisiones, la razón viene a servir como una herramienta para comparar entre las alternativas posibles. En este sentido es normal que ante una situación de pánico veamos un derrumbe de nuestra construcción mental, veríamos como nuestro “mapa mental” se modificaría para dar lugar a nuevos caminos, destruidos los anteriores y a su vez aparición de nuevos puntos.

Como individuos no podemos simplemente decir que en estas situaciones existe una solución única ya revelada, (si nos basamos en la realidad remito al lector retomar el gráfico de la curva de contagios); siendo que la ciencia se basa en consenso y hay un conflicto del mundo real que viene a causar “temblor” de nuestros axiomas sabemos que las soluciones de antaño tienen que ser revisadas, y quien sabe, descubrir nuevos pensamientos y soluciones que sean muy distantes o incluso contrarios a lo que pensábamos anteriormente.

 

ROL DE “LAS INSTITUCIONES LIBERALES”

Mucho se habla de la batalla cultural, al respecto yo opino que hoy más que nada tenemos la oportunidad de meternos en el barro y aprovechar esta crisis y las crisis que vendrán por esta primera, para encontrar nuevas perspectivas de solución desde la libertad individual, no olvidando nunca la necesidad de meternos en los círculos científicos discutiendo desde una apertura mental tal que podamos cuestionar incluso nuestros propios principios y ponerlos a prueba. Eso sí, vemos en todos los medios y en toda la internet gente que a partir de este punto va a defender una intervención más activa del estado; si de verdad queremos que eso no suceda deberíamos ofrecerles un argumento mayor al pánico que les generan estas situaciones, debemos ser lo suficientemente capaces de ganar una “batalla intelectual”. Ahora bien, si la misma ciencia se hace en base a consensos y el consenso no se puede realizar con “enemigos”, es necesario dejar de acusar al resto de “hipócritas”, “estatistas” o “débiles mentales” dado que eso solo destruiría todos los puentes de comunicación posible, y la razón evalúa pero la que en última instancia decide es la emoción, motivada por apreciaciones subjetivas de una misma realidad.

 

Como aporte a esta situación me gustaría que “los liberales” estemos atentos a todo lo que haga el gobierno (hace poco sacó un decreto que permite hacer compra de bienes y servicios indiscriminadas aún saltándose el sistema de licitaciones públicas). Y no pretender encontrar una solución, es tarde para intentar encontrar una alternativa a la cuarentena, más bien creo yo deberíamos pensar el después, debemos ser lo suficientemente astutos para convencer a los demás de que esto es una situación excepcional y todos los poderes otorgados al presidente en esta emergencia deben ser quitados por el congreso pasada esa excepción. Después de todo el precio de la libertad es su eterna vigilancia, y detenernos sólo en los efectos de la cuarentena es concentrarse en el árbol y no en el bosque.

 

 

Sebastián Ezequiel Galeano

Estudiante de Lic. En Administración

Colaborador del Club de la Libertad

Deja una respuesta