El intelectual que siempre nos enseña

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Por: José Edgardo Carballo Sawula (*)

 

 

 

 

 

 

 

 

Armando Ribas supo investigar, interpretar, combinar y realizar una extraordinaria síntesis histórica de aquellas ideas que han llevado al mundo a que en tan solo 200 años han provocado una transformación nunca antes vista, desde el paleolítico, ideas que las expuso con claridad meridiana.

Ha sido un claro expositor con autoridad moral y rigor científico de las ideas de la libertad, siendo constante en su vida intelectual, la lucha por los derechos individuales y el límite al poder político.

Como fundante de esa trasformación, desarrollo económico y cultural extraordinario que experimentó y experimenta civilización con el advenimiento de la revolución industrial, encontró en las ideas de John Locke y en sus principios éticos y morales basados en el “derecho a la búsqueda de la propia felicidad”.

Para asegurar los beneficios de la Libertad, hay que “quererla”, pero, además, “conocerla”; y les pasó a los cubanos que no entendieron, antes de la revolución castrista, las bases filosóficas de la opulencia que vivía la isla.

Cuando emigró  a los Estados Unidos de Norteamérica, donde por primera vez conoció la Constitución americana, derivada de las ideas de John Locke y David Hume, que inspiraron a los “Founding Fathers”, en particular a Jefferson, Madison y Hamilton, quienes a través de “The Federalist papers” (El Federalista) enseñaron no solo una nueva forma de gobierno, sino, una nueva función de gobierno.

Armando no defendía cualquier democracia, estaba en contra de la democracia absoluta, del estilo de Rousseau -el inventor de las ideas que luego desembocaran en el nazismo y el comunismo-, y que era destructora de la república y de las libertades. Por esa razón se creó en EEUU la República, hoy devenido en democracia liberal.

Y que las mayorías, bajo el concepto peligroso del “bien común” y en pos del mismo, tenían la prerrogativa de violar los derechos de los individuos.

Su preocupación fue la preocupación de Madison, el peligro de la tiranía de la mayoría, y no de la mayoría del pueblo, sino del parlamento.

Para ello la clave fue un sistema de división de poderes, “Rule Of Law” y “Judicial Rewiew”, y que fue la creación de un Poder Judicial independiente, que tuviera la facultad de declarar nulas las leyes dictadas por el Poder Legislativo que fueran contrarias a la letra o al espíritu de la Constitución, Y así fue como el juez John Marshall, en 1803, en el famoso caso “Marbury vs. Madison” declaró por primera vez nula una ley dictada por el Congreso Federal

Los difundió y explicó por todos los medios a su alcance: libros, artículos periodísticos, programas radiales, televisivos y, más recientemente, por vía online.

Pero, además, se dedicó a estudiar en profundidad la Historia Argentina del siglo XIX, siendo, una de las personas que mejor la entendió.

Se avocó por completo a entender los alcances del proceso que se coronó con la sanción de la Constitución Nacional Originaria de 1853.

Supo comprender, el papel desempeñado en la Argentina posterior a Caseros por cuatro figuras de enorme relevancia histórica y política: Justo José de Urquiza, Juan Bautista Alberdi, Domingo Faustino Sarmiento y Bartolomé Mitre.

Es esencial para cualquier persona que quiera profundizar en el estudio del siglo XIX en la Argentina, conocer las obras de Armando Ribas; porque serán elemento clave para entender los fracasos del siglo XX y su penosa continuidad en el siglo XXI.

Pero no sólo para tomar conciencia de las sombras, sino para retornar a las BASES y ponernos bajo la luz que, a partir de 1853, con los percances inevitables, nos permitió avanzar.

Explicaba cómo un país de sólo un millón de habitantes en 1852, con 80% de analfabetismo, la pobreza más honda de América Latina, pasaba en menos de cincuenta años a ser la quinta potencia mundial, con cuatro millones de habitantes, sólo un 20% de analfabetismo, y el producto bruto “per cápita” más alto de la región, sobrepasando asimismo a muchos países de Europa, EEUU y Australia.

Se refirió con contundencia sobre la falacia de la civilización occidental, pues decía, que esta ha dado origen a dos corrientes de pensamientos absolutamente antitéticos, la Franco- Alemana (racionalista) y la Anglo- Americana (empirista).

Sostenía que el iluminismo era el “oscurantismo de la razón”.

La primera ha dado los fundamentos teóricos para que se ejecuten los crímenes más aberrantes (Socialismo-Nazismo y Comunismo), siendo uno de sus responsables Rousseau (quien creía en el poder absoluto).

Con pasión se explayaba sobre la “Revolución Gloriosa de 1688” que de manera incruenta se le ha puesto límite a la Monarquía. Y lo contrastaba con la Revolución Francesa sosteniendo que se asesinaba en nombre de la libertad.

Leerlo, es recorrer desde la antigua Grecia, hasta nuestros tiempos, cada pensador, cada filósofo lo recitaba casi de memoria.

Hoy su Cuba natal vive una asonada civil de protesta contra la opresión del castrismo, que siempre ha sido motivo de su enconada crítica. Su alegría debe ser inmensa que debe estar cantando el tango “Volver” con su letra que el mismo la ha modificado.

Se persuadía que la búsqueda de la propia felicidad no puede ser reemplazada por la pretendida felicidad del pueblo otorgada por gobernantes iluminados o populistas, porque eso es contrario a la naturaleza humana, razonamiento de Juan B. Alberdi.

Nos deja su obra, escrita y hablada, con abundantes libros, conferencias en Youtube y entrevistas televisivas y programas propios,  nos deja su propia huella filosófica, su afanoso ejemplo de una vida intelectualmente plena y fecunda, significando verdaderas armas, instrumentos para la lucha por la propiedad, la libertad y el derecho a la búsqueda de la propia felicidad.

12 de julio de 1932, aniversario natalicio de Armando Paulino de Jesús Ribas.

(*) José Edgardo Carballo Sawula

Director Club de la Libertad

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