¿Es el capitalismo el productor de esta crisis?

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Por Maffuche Santiago.

Producto de la catastrófica coyuntura mundial en la que estamos inexorablemente arrojados, cuya causal en el fondo es un novedoso virus susceptible al fácil contagio y letal en ciertas ocasiones, discursos enarbolados de sentimientos coléricos y hasta en muchos casos acompañados de alegría, no tardaron en ver la luz, con el objetivo de esclarecer y dejar en evidencia las deficiencias que un sistema capitalista supone, para así, sugerir una propuesta alternativa, proponer un cambio radical, vale decir, mutar del capitalismo a otro sistema, esto es: el comunismo. El ocio no conoció para redactar escritos con celeridad el relevante pensador Žižek (2020) afirmando: “La epidemia del coronavirus es una especie de ataque (…) contra el sistema capitalista global, una señal de (…) que un cambio radical es necesario” (p.23). Sabido por la muchedumbre es que la longeva disputa entre comunismo y capitalismo nunca fue excluida en el juicio de las personas, no obstante, se observa una relevante intensificación de la discusión en este contexto.
Es de urgencia declarar que, si bien el golpe al capitalismo es verídico, no es en virtud de su pleno funcionamiento, sino por las alteraciones que sufre como efecto de las intervenciones que en él se realizan. Comprendiendo la definición de capitalismo (que en párrafos siguientes detallaré), las objeciones y críticas que se refieren al mismo carecen de coherencia, es decir, teniendo en cuenta qué es el capitalismo en términos estrictos, jamás se podría adjudicarle la responsabilidad de generar la presente crisis, añadiendo que la aparición del virus se materializó en un terreno que se encuentra realmente alejado de lo que es un sistema puramente capitalista.
Entiéndase capitalismo al sistema que se rige por la propiedad privada de los medios de producción. No obstante, no se puede, a pesar de que así lo aparenta, reducir al capitalismo a lo meramente económico ya que esta propiedad privada presupone un mercado libre en donde coerciones externas no influyan, por ende, es además un sistema social, en otras palabras, además de presuponer la transacción mercantil, también les da a los individuos la facultad de elegir con quien transar. Les da a los individuos libertad. Esta libertad no se dedica solo al ámbito económico sino también social, libertad de elegir en todos los aspectos siempre y cuando no se perjudique a terceros. En este marco sistemático que describo, también se puede relacionar la cuestión de los incentivos. El capitalismo bien hace en dar incentivos a lo que uno presta o vende, como la propiedad privada depende exclusivamente de mi trabajo, empeñarse en aumentar la calidad de los servicios y productos trae beneficios en paralelo mayores no solo al productor, sino de igual manera al consumidor que adquiere un bien o servicio de más calidad. La intención de detallar al sistema concluye en esto ya que de lo contrario sería irse del tema.
De público conocimiento es que China, de donde es oriundo el virus, no posee características férreas de lo que se considera capitalismo en términos estrictos, vale decir, a pesar de que hay cierta apertura económica, los individuos no tienen libertad; predomina un sistema vertical que regula sistemáticamente todo con respecto a la vida de sus ciudadanos. Incluso, el partido que se encuentra en el poder se llama efectivamente Partido Comunista Chino (PCCh). La no libertad de los individuos, supone la represión, por parte del poder coactivo estatal, ante una expresión de voluntad que esté en la antípoda con respecto al juicio del Estado. Tanto así que, lamentablemente, la burocracia no tardó en perseguir al oftalmólogo Li Wenliang cuando advirtió en un incipiente momento, precisamente el 30 de diciembre, sobre un virus muy sospechoso. Siendo días después cuando se lo interrogó y lo forzaron a declarar que estaba difundiendo rumores falsos. Como si esto no representaría algo relevante, el gobierno siguió pululando mentiras semanas después sobre las estadísticas de los casos en ese país.
Meses posteriores se notificaba una pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en donde, los gobiernos de cada país adoptaron medidas principalmente para evitar un colapso en las instituciones de salud. La cuarentena fue una de las que mayor concurrencia presentó, el uso de barbijo, y también recomendaron la higiene personal con mayor rigurosidad y periodicidad. En la mayoría de los países, con la ya mencionada cuarentena obligatoria se suspendió la actividad económica total o parcialmente, concretando que los ciudadanos no ejercieran sus trabajos diarios al obligarles permanecer en casa. Consecuente y lógicamente la producción se redujo. He aquí la causa de la crisis.
Que si las medidas de aislamiento social obligatorio, en algunos casos radicales, fueron necesarias o bien aplicadas, es un tema para otra cuestión que no compete al presente artículo. En efecto, el punto central conveniente es el análisis de que el golpe al capitalismo, que está en su auge, no fue en virtud del mismo, sino que la causal fue el Estado al decidir la suspensión de las actividades, el no dejar fluir los elementos intrínsecos del sistema. Pero no solo fue una decisión que conllevó la retracción económica, que cerró incluso las fronteras para que no ingresen personas de diferentes países que no sea el de uno, sino que, y lo que se lleva la completa importancia, fue producto de la autoridad estatal coercitiva, a lo que vale decir que no fue decisión exclusivamente de la mayoría de los ciudadanos.
Si estando en una realidad diferente se produjera el mismo accionar, es decir el aislamiento social, pero con la diferencia de que la decisión fuera tomada por la voluntad y responsabilidad de cada uno de los individuos, sin depender de un Estado que “proteja” y obligue, sí estaríamos considerando al sistema capitalista ya que, como se afirmó párrafos anteriores, le da libertad a los individuos y, en este mundo imaginario, fue en el pleno ejercicio de libertad el quedarse en casa sin seguir con el mecanismo del mercado alejándose de la sociedad.
Para concluir queda recalcar que el lugar geográfico en donde se originó el virus que tiene perplejo al mundo fue en terreno comunista, no meramente surgió en ese punto del globo sino que el régimen ocultó información con respecto a las estadísticas, haciendo más profunda la catástrofe. Y la crisis económica en la que estamos adversos, y que con certeza se profundice en los días que siguen, fue por intervenir abruptamente en el sistema capitalista: más que crisis capitalista, es la crisis del intervencionismo. Entonces, alterando la deducción de Žižek que expuse al comienzo, ese cambio radical de sistema que tanto enaltece, verdaderamente, ¿es el sistema capitalista el que debería cambiarse?

 

Maffuche Santiago
Colaborador Equipo de Artículos
Fundación Club de la Libertad

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