Notas de Leonardo: el esfuerzo del tendón

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Por Paola Dos Santos (*)

Leonardo Da Vinci ha sido un personaje que me ha inspirado no solo a entender la belleza del arte sino de la misma filosofía plasmada en cada una de sus obras. La alegoría del cuerpo humano con los factores que no nos han permitido ser libres durante toda la historia es bastante rica y amerita un detenimiento exclusivo en su lectura para poder desarrollar lo que él llamaba “sentido común”, el sentido padre de los demás cinco.

Nos ha dejado como herencia histórica muchas de sus ideas en sus famosos Cuadernos de Notas y una de ellas, la cual se refiere explícitamente a la anatomía humana, se encuentra en el apartado de la “Vida y Estructura de las Cosas” en donde menciona lo siguiente: «El ser humano y todo animal sienten más extenuación al ponerse de pie que al agacharse, porque cuando se ponen de pie soportan todo su peso y cuando se agachan lo hacen más ágilmente»

Si bien estas anotaciones se relacionan al estudio de la anatomía humana, mediante el uso del método científico: prueba, error y refutación, podemos encontrar en ella una cuestión filosófica esencial,  la cual en la actualidad sigue dividiendo a los ciudadanos en dos ideas distintas, por un lado las ideas que promueven a la justicia social a través del discurso de la igualdad, y por el otro lado estamos quienes defendemos las ideas de la libertad, promoviendo el esfuerzo del ser humano a fin de que pueda levantarse.

El hombre tiende a adoptar una postura paternalista, que consiste en pedir protección y omitir el sentido de la responsabilidad, culpando a los demás por sus fracasos. Este ciclo vicioso se vuelve a repetir constantemente y surge con ello un prototipo de hombre mucho más débil en pleno siglo XXI, quien a pesar de todas las benevolencias que la era de la información le ha concedido, es incapaz de realizar el esfuerzo necesario para ponerse de pie y mantenerse en la postura vertical correspondiente.

El hombre débil siente pereza de cargar con el peso de su cuerpo para levantarse del piso, como explica Da Vinci cuando hace mención a toda la extenuación de las extremidades del hombre cuando va a realizar dicho esfuerzo físico. Por lo tanto, como caer resulta en una acción ágil y rápida que podría ocasionar lesiones que dificulten más aún la acción de levantarse, este hombre prefiere permanecer en el estatus quo sin arriesgarse incluso a hacer el esfuerzo con sus músculos doloridos. Vemos cómo la comodidad gana al sentido de superación y evita que este hombre pueda ser digno mediante su propio esfuerzo generado todas las veces a través de la fuerza física, intelectual y moral que emerge desde su mismo interior hacia el exterior y se refleja en acciones, planes de contingencias y estrategias. Esta situación se atenúa cuando el Estado comienza a aparecer en escena victimizando al caído y arrastrando a los que se encuentran de pie al nivel del suelo.

Richard Thaler, premio Nóbel 2017 por sus estudios sobre la economía del comportamiento, desarrolló una teoría sobre el empujón paternalista «liberal», en la cual explica que el Estado puede darnos el impulso que necesitamos para que nuestra parte irracional evite tomar malas decisiones o, peor aún, se quede en la conformidad de no hacer nada, pero el verdadero impulso que el hombre necesita proviene de su propia individualidad. Soportar el peso de la defensa de la propia dignidad no puede financiarse con la coacción de las libertades de los demás. El hombre necesita arriesgarse, equivocarse y aprender.

Este escenario es lo que el totalitarismo plantea cada vez que apela al altruismo en los discursos de diferentes partidos políticos que camuflan a la igualdad imponiendo castigos a quienes hacen el esfuerzo de levantarse cada día, incluso a pesar de desastres «no naturales» sino arbitrarios que se han visto desde que el Estado, con sus tentáculos coactivos, ha comenzado a intervenir en cada uno de los músculos motores de los ciudadanos, quienes a diario se ven afectados por la corrupción de la clase política. Estos viven como parásitos del dinero saqueado del bolsillo de quien aporta con su trabajo a su propia sobrevivencia y con ella a la de una nación.

Estas situaciones la vemos a diario tanto en Paraguay como en Argentina. En ambos países el pulpo totalitario ha comenzado a mover con más fuerzas sus tentáculos y ha logrado un giro inesperado de potencia autoritaria en el año 2020 con la pandemia del COVID-19, llegando a un punto crítico, estableciendo una dictadura de la comodidad. Nos han dividido, nos han bombardeado con informaciones que solo a ellos les conviene, han utilizado nuestro dinero a su más pleno antojo, nos han saqueado, nos han dejado en la calle, nos han prohibido salir, nos han encerrado y con todo eso nos siguen robando. Todo esto se ha dado en un siglo en donde la democracia es el sistema por el cual unos dictadores se establecieron por la propia elección del pueblo. La democracia ha matado de hambre a más gente que el mismo Covid.

Si el hombre tuviese a su disposición la libertad para realizar el esfuerzo correspondiente a fin de liberar esa pierna del peso de su cuerpo y ponerse de pie, se transformaría en una persona mucho más realizada que vería a través de sus propios ojos su plena autorrealización y la de los demás seres humanos. Da Vinci decía que los ojos son las ventanas del alma y el órgano principal del intelecto, entonces deberíamos usarlos para hacer el ejercicio de comprender quiénes realmente son nuestros enemigos. El hombre débil es una víctima de quien él considera su padre: el Estado, y jamás una víctima de quienes por derecho natural han conseguido sostener su cuerpo para poder caminar hacia su oriente, el cual debe perpetuarse en la imagen del hombre libre.

Ponerse de pie es un trabajo que implica el esfuerzo y la superación a través de los ideales. Con ello se logra beneficiar no solo al individuo sino a la sociedad en donde se convive para el desarrollo. El mutualismo, que se basa en la interacción entre individuos de diferentes especies, en donde ambos se benefician y mejoran su aptitud ya sea tanto en la biología como en las organizaciones sociales, se convierte en un eslabón necesario para el éxito de una organización, ya que el ser humano gregario cuando ha desarrollado su individualidad en libertad es capaz de impulsar a los demás hacia arriba y adelante de manera incluso inconsciente e involuntaria. El individuo es la unidad mínima y no divisible menor en un grupo, según su propio significado etimológico y forma parte importante de este proceso de simbiosis.

En el mismo apartado del “Cuaderno de Notas” de Da Vinci también se puede leer lo siguiente: «Un individuo corriendo aporta a su pierna menos peso que cuando se encuentra de pie, inmóvil. De igual modo cuando el caballo cabalga está menos consciente del peso de su jinete y debido a esto muchas personas consideran extraordinario que un caballo en una carrera se pueda apoyar únicamente en un pie». El jinete que se encuentra encima de nosotros lleva las riendas de nuestras vidas, si nos cansamos de correr somos inútiles a su objetivo y por lo tanto somos coaccionados a obrar en contra de nuestros ideales, mediante el castigo. La acción de correr demasiado genera un esfuerzo físico brutal que nos lleva al cansancio. Debemos comprender que los procesos son necesarios, cada día con lo mínimo que podemos hacer a favor de nuestra libertad, estamos aportando materia prima al proceso de liberarnos del jinete y ser los conductores de nuestras propias vidas.

Sabias palabras de Benjamín Tucker «La Agresión es simplemente otro nombre para el gobierno». Si entendemos que somos capaces de ponernos de pie ¿por qué seguir en el piso y de rodillas? Da Vinci tuvo razón al escribir que no le faltaban palabras en su lenguaje para poder expresar todo lo que quería, sino que le faltaban ideas para poder plasmarlas.

Y para concluir me remito nuevamente a Leonardo: “Para levantar al hombre, el tendón que guía la pierna y que está conectado por la rótula de la rodilla siente un enorme agotamiento, tanto mayor cuanto la pierna está más doblada” En definitiva arrodillarse no es una opción.

 

(*) Paola Dos Santos

Coordinadora de Homenajes

Club de la Libertad

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