TELAM: UN REPASO PROFUNDO DE SU LEGADO Y EL DEBATE SOBRE SU CIERRE

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Por: Martín Nicolás Batista

La sorpresiva decisión del presidente Javier Milei de cerrar Telam (Telenoticiosa Americana), la emblemática agencia de noticias y publicidad estatal, ha desencadenado un intenso debate en Argentina sobre la libertad de prensa, el uso de los medios de comunicación estatales y el papel de los medios en la sociedad democrática. Para comprender completamente este evento, es necesario realizar un análisis exhaustivo de la historia, el impacto y las implicaciones del cierre de Telam.

Tras la determinación presidencial, la agencia emitió una declaración caracterizando los acontecimientos como un «ataque a la libertad de prensa»; no obstante, la realidad subyacente ofrece una perspectiva distinta y más oscura. ¿Es pertinente el recurso al argumento de un «ataque a la libertad de prensa» cuando se ha empleado sistemáticamente una agencia estatal, financiada por los contribuyentes, para responder al movimiento político kirchnerista y peronista?

Telam, la agencia de noticias argentina, surge en un momento turbulento de la historia del país, durante la presidencia del G.O.U. (Grupo de Oficiales Unidos), una agrupación militar que se alzó al poder mediante un golpe de Estado el 4 de junio de 1943. El G.O.U., encabezado por el General Arturo Rawson y el General Pedro Pablo Ramírez, representó un quiebre democrático al derrocar al gobierno legítimo de Ramón Castillo.

Bajo el dominio del G.O.U., Telam fue establecida como una herramienta de propaganda y control, destinada a difundir la ideología y los intereses de la élite militar gobernante. En lugar de ser un medio independiente y objetivo, Telam se convirtió en un instrumento de manipulación informativa al servicio del régimen autoritario, que luego en el año 1946, fue utilizado para la campaña presidencial de quien luego sería declarado presidente de la nación, el general Juan Domingo Perón.

En consecuencia, Telam no solo representa un legado manchado por su asociación con un régimen antidemocrático y represivo, sino que también simboliza la instrumentalización de los medios de comunicación para perpetuar el poder de una élite militar en detrimento de los principios democráticos y los derechos humanos. Su historia está marcada por la complicidad con la opresión y la censura, en lugar de servir como un verdadero guardián de la libertad de expresión y la verdad informativa.

Desde sus inicios, Telam ha estado inextricablemente ligada al entramado político gubernamental, desempeñando un papel crucial como vehículo para la propagación de la ideología oficial y la promoción de la agenda política emanada del poder ejecutivo. Esta relación simbiótica, que se ha arraigado y consolidado a lo largo del tiempo, ha suscitado críticas contundentes en torno a su parcialidad, su falta de autonomía y su propensión a manipular la información con fines partidistas. Esta conexión constante ha generado críticas sobre su imparcialidad, independencia y manipulación de la información. La historia de Telam está marcada por episodios que evidencian su alineación con el gobierno, lo que ha erosionado su credibilidad ante el público y ha suscitado llamados a reformas que aseguren su autonomía. La agencia enfrenta el desafío de recuperar la confianza perdida y redefinir su papel como un medio comprometido con la transparencia y el pluralismo informativo, en beneficio de la ciudadanía y no de intereses partidistas.

Durante la presidencia de Néstor Kirchner, Telam atravesó un periodo de notorio aumento en su fervor propagandístico. La agencia, en vez de actuar como un ente informativo imparcial, se transformó en un sólido bastión de militancia política, promoviendo de manera activa una visión partidista de las noticias y marginando de forma sistemática a aquellos periodistas que se aventuraban a cuestionar el statu quo establecido.

Este período estuvo marcado por una serie de episodios que pusieron de manifiesto la naturaleza tóxica de la cultura interna de Telam. Numerosas denuncias de abuso y acoso laboral surgieron en este contexto, revelando un entorno laboral tenso y poco saludable, donde la disidencia era reprimida y el miedo al castigo impedía cualquier intento de generar un debate abierto y constructivo.

La instrumentalización de Telam como herramienta de propaganda política no solo erosionó su credibilidad como fuente de información confiable, sino que también dañó su reputación como un medio de comunicación independiente y objetivo. En lugar de servir al interés público y promover la diversidad de opiniones, Telam se convirtió en un instrumento al servicio de un único partido político, comprometiendo así su integridad y su capacidad para cumplir con su función esencial en una democracia.

Además de su controvertido papel político, Telam ha sido objeto de críticas por su gestión financiera. A lo largo de los años, la agencia ha acumulado pérdidas millonarias, financiadas con fondos públicos. Según informes y auditorías, se estima que el déficit de Telam alcanzó cifras significativas, llegando a millones de dólares en algunos periodos.

Estas pérdidas se han atribuido a una combinación de factores, que van desde gastos operativos excesivos hasta una gestión ineficiente de recursos. La agencia ha sido criticada por mantener una estructura de personal sobredimensionada en relación con su capacidad de generación de ingresos, lo que ha contribuido al aumento de los costos laborales.

Además, se han señalado casos de gastos extravagantes e ineficaces dentro de Telam, incluyendo viajes costosos, contrataciones externas de dudosa justificación y una falta de control en el uso de recursos financieros. Estas prácticas han generado preocupación entre los contribuyentes y los organismos de control, que han instado a una mayor transparencia y responsabilidad en la administración de los fondos públicos destinados a Telam.

En un momento en que los recursos financieros son escasos y la demanda de eficiencia y rendición de cuentas es cada vez mayor, el manejo deficiente de los recursos económicos por parte de Telam ha puesto en entredicho su viabilidad y su capacidad para cumplir con su función informativa de manera sostenible y responsable. Un notable ejemplo de ello se presenta en las declaraciones del director de Telam, Martín García, en el año 2010, donde expresó su preferencia por los militantes de La Cámpora en lugar de los periodistas profesionales. Además, tratando a los periodistas profesionales e independientes de “prostitutas que escriben mentiras”.

En Telam, lamentablemente, se han registrado casos en los que los seguidores del kirchnerismo han difundido actos de escarnio y humillación hacia sus propios colegas de trabajo que no estaban afiliados a La Cámpora. Esta práctica discriminatoria y divisoria ha generado un clima laboral tenso y poco saludable, socavando la camaradería y el profesionalismo dentro de la agencia.

Gabriela Cerruti, una figura política relevante, ha sido objeto de críticas debido a la asignación de más de 500 millones de pesos a Telam para la producción de videos que posteriormente se difundieron en sus redes sociales. Estos videos no estaban relacionados con su labor política, sino que abordaban temas personales como su experiencia durante la menopausia y detalles íntimos de su vida sexual. Esta situación ha generado controversia y cuestionamientos sobre el uso adecuado de los recursos públicos y la ética en la comunicación política.

El cierre de Telam plantea importantes preguntas sobre el futuro de los medios de comunicación estatales en Argentina y el papel del gobierno en la promoción de la información objetiva y la libertad de prensa. Si bien es indudable que el gobierno tiene un papel que desempeñar en la garantía de la pluralidad informativa y el acceso equitativo a la información, también es necesario abordar los riesgos asociados con la instrumentalización de los medios estatales para promover una agenda política particular.

El debate sobre Telam refleja desafíos más amplios que enfrenta el periodismo en la era digital. A medida que la tecnología continúa transformando la forma en que consumimos noticias, es fundamental defender los principios fundamentales de la democracia, incluida la libertad de prensa y la transparencia informativa.

En última instancia, el cierre de Telam representa una oportunidad para reflexionar sobre el papel de los medios de comunicación en la sociedad argentina y trabajar hacia un futuro en el que la información sea verdaderamente libre, plural y accesible para todos los ciudadanos. Este proceso de reflexión y reforma es fundamental para fortalecer la democracia y garantizar un debate público informado y vibrante en Argentina y más allá.

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